Trump contra el mundo

11 de Marzo de 2025

Alejandro Envila Fisher
Alejandro Envila Fisher
Director editorial de ejecentral, periodista, abogado y profesor en la UNAM. Ha dirigido la revista CAMBIO, Radio Capital, The News, Estadio, Rumbo de México y Capital, además de fundar el canal Greentv. Comentarista en medios, columnista político y autor de los libros Cien nombres de la Transición Mexicana, Chimalhuacán, el Imperio de La Loba, Chimalhuacán, Ciudad Perdida a Municipio Modelo y Huitzilan de Serdán, la derrota de los caciques.

Trump contra el mundo

Alejandro Envila

Hay muchas, pero una de las preguntas inevitables que solo la realidad responderá a lo largo de 2025 es cuántos frentes puede mantener realmente abiertos Estados Unidos antes de empezar a colapsar y arrastrar consigo, en un sentido diferente al que tiene considerado su presidente, el frágil equilibrio geopolítico y económico del mundo.

De forma natural, a México y a los mexicanos les sorprende y preocupa, igual que a los canadienses, la decisión trompista de violar de manera flagrante y abierta el tratado de libre comercio que, durante 30 años, rigió de forma clara y, en general, eficiente la relación comercial, cultural y política de lo que se consideraba Norteamérica. Es imposible y sería absurdo negar que, sin renunciar a su idiosincrasia y sin haber resuelto muchas de sus contradicciones internas, la sociedad mexicana y la estadounidense compartían cada día más valores y también más problemas conjuntos y comunes, además de mayores montos de intercambio comercial. El TLC acercó a las sociedades de México, Estados Unidos y Canadá como no lo había hecho ninguna otra circunstancia, ni política, en toda la historia de las tres naciones, pues incluso hizo comunes sus problemas y retos a superar. Hoy, esa asociación, por supuesto perfectible, está muriendo porque el socio más poderoso rompió el tratado, quiere anexarse el territorio canadiense y pretende tratar a México como una colonia a la que se le extraen sus recursos naturales, mientras se discrimina a sus ciudadanos y se insulta a sus gobernantes.

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Con Europa, el vicepresidente Vance se encargó de dejar claro que la OTAN no le interesa a los nuevos Estados Unidos, que la protección del viejo continente es asunto de los europeos y que 80 años de asociación geopolítica, militar, cultural y también comercial han llegado a su fin. Si Europa no toma en serio el giro estadounidense de 180 grados y empieza a rearmarse, todo indica que lo hará; solo será cuestión de tiempo para que Rusia pase de Ucrania a Polonia y lo que le siga después.

Ucrania es un frente aparte. El cambio de política ante la invasión rusa parece dibujar la ruta trompista, y ahora estadounidense, para formar una alianza con Vladimir Putin en aras de romper la cercanía ruso-china. Trump ha decidido que vale la pena dinamitar el prestigio internacional de su país y pisotear los principios del multilateralismo construido desde los tiempos de Roosevelt, a cambio de regresar 40 años en el tiempo y restaurar el mundo bipolar con ejes en Washington y Moscú, como si eso fuera posible. La versión de que Trump deportará a 240 mil ucranianos refugiados por Biden, circulada por Reuters, muestra el nivel de ruptura con los valores tradicionales de la democracia y la libertad que Estados Unidos decía defender.

El otro gran frente geopolítico abierto por los Estados Unidos es con el gigante asiático. China parece la gran preocupación compartida de la élite norteamericana. Quizás hoy China sea el único punto convergente entre demócratas, republicanos y trumpistas. El presidente con ínfulas de emperador ya arremetió contra los intereses chinos por la única vía que parece conocer: los aranceles. La respuesta no tardó en llegar. China le hizo saber al mundo que está lista para una guerra con Estados Unidos en el terreno que los norteamericanos quieran librarla.

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Para rematar están tres casos de expansionismo que el emperador Trump impulsa de forma simultánea: la franja de Gaza, a la que ya le vio potencial de resort mediterráneo para sus hoteles; Groenlandia, con su riqueza mineral en el subsuelo; y el Canal de Panamá, que amenaza con recuperar por sobre la integridad territorial de ese país, apoyado en otro cuento chino.

Todavía falta ver cómo hace para imponerle aranceles al petróleo árabe y, por supuesto, está el frente interno. En los Estados Unidos hay cada día más cejas levantadas porque el viraje hacia el proteccionismo afectará en el corto plazo también los intereses y los bolsillos de productores y consumidores norteamericanos.

La pregunta está en el aire: ¿Cuántos frentes puede abrir y cuántas guerras simultáneas puede librar Estados Unidos para engrandecerse de nuevo, en los términos que Trump entiende la grandeza?w