Terror en Teuchitlán: ¿cuántos campos de exterminio más habrá?

15 de Abril de 2025

Pablo Reinah
Pablo Reinah
Periodista con 28 años de experiencia en televisión, radio y medios impresos. Ganador del Premio Nacional de Periodismo 2001, ha trabajado en Televisa, Grupo Imagen y actualmente conduce el noticiero meridiano en UNOTV. Ha colaborado en medios como Más por Más, Excélsior y Newsweek. Es autor del libro El Caso Florence Cassez, mi testimonio y asesor en medios de comunicación.

Terror en Teuchitlán: ¿cuántos campos de exterminio más habrá?

Pablo Reinah columnista

En el corazón de Jalisco, un espeluznante hallazgo ha revelado un campo de reclutamiento, entrenamiento y exterminio presuntamente operado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). El Rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, ha sido descubierto como uno de los centros más macabros de la violencia organizada en el estado. Cientos de zapatillas, huesos y fragmentos óseos, junto con hornos crematorios y evidencia de torturas, han sido encontrados por los colectivos de desaparecidos. Este campo no sólo era un centro de exterminio, sino también un lugar donde jóvenes, engañados con falsas promesas de trabajo, eran convertidos en instrumentos de terror bajo la fuerza del crimen organizado.

¿Quién o quienes son los propietarios de ese lugar? El descubrimiento ha conmocionado a todo el país, pero lo más alarmante es que el lugar ya había sido identificado anteriormente por las autoridades. En 2024, la Fiscalía de Jalisco inspeccionó el rancho, pero no se actuó con la urgencia necesaria. El fiscal, al ser cuestionado sobre la falta de acción, justificó la omisión diciendo que el rancho era “bastante grande”, una excusa que resuena con una constante: la inacción y la indiferencia del gobierno local ante la violencia desbordada. La pasividad ante el narcotráfico y la falta de investigación efectiva sólo prolongan el sufrimiento de las víctimas y fortalecen la impunidad que caracteriza a muchas regiones del país.

Este campo de terror no es el primero de su tipo en Jalisco. Desde hace años, se sabe que el CJNG ha estado reclutando a jóvenes de manera forzada, muchos de ellos engañados con promesas de empleo. Una vez en manos del cartel, estos jóvenes son entrenados en el uso de armas, el narcotráfico y la violencia. En el caso de Teuchitlán, el rancho también funcionaba como un lugar de exterminio, donde las víctimas desaparecían sin dejar rastro. A pesar de las denuncias de los colectivos de desaparecidos, el Estado parece no estar dispuesto a enfrentar la magnitud del problema.

El Gobierno federal ha reaccionado, prometiendo que la Fiscalía General de la República tomará el control de la investigación, pero esta respuesta sólo subraya la incapacidad de las autoridades locales para hacer frente a la situación. Mientras tanto, las madres y padres de las víctimas siguen buscando a sus hijos sin el apoyo adecuado.

Los Guerreros Buscadores de Jalisco, un colectivo de familiares de desaparecidos, se han convertido en los verdaderos protagonistas de la búsqueda de justicia, enfrentándose a la indiferencia de las instituciones.

Este hallazgo pone en evidencia una realidad aterradora: el CJNG sigue operando con total impunidad en Jalisco, y el Estado es incapaz de detenerlo. Los campos de reclutamiento y exterminio no son sólo vestigios del pasado, sino una triste constante en la historia de la violencia en México. La pregunta que queda en el aire es inquietante: ¿Cuántos más campos como este habrá en el país? ¿Cuántas familias más tendrán que enfrentarse a la desaparición de sus seres queridos antes de que se tomen medidas efectivas para frenar esta barbarie?

El terror de Teuchitlán es sólo una manifestación del poder absoluto que el crimen organizado sigue ejerciendo en muchas partes del país. La falta de respuestas contundentes, la pasividad de las autoridades siguen alimentando la violencia. Hasta que no se cambie la estrategia de seguridad, y hasta que no se erradique de raíz la impunidad que favorece a los criminales, seguiremos siendo testigos de tragedias como esta. En Jalisco y en todo México, el miedo sigue siendo el protagonista de esta y otras historias parecidas.

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