Como todas las reuniones del CEM con presidentes y candidatos, la reunión con Claudia Sheinbaum fue secreta (privada, le llaman) y aunque trascendió que se tocaron temas de paz, la verdad es que algo esconde el clero, toda vez que ella no fue, ni será, su preferida, no al menos en lo electoral.
La semana pasada la presidenta fue invitada a la sede de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), reunión que se comenzó a cocinar desde que Rosa Isela Rodríguez sabía que sería la próxima titular de Gobernación, pues conoce las bondades político sociales de mantener cerca a los purpurados, contrario a la administración pasada, donde AMLO prefirió guardar la sana distancia con ese gremio por razones más religiosas que de Estado.
El nuevo dirigente de la CEM, Ramón Castro y Castro, fue quien acusó una campaña de desprestigio en contra de su amigo y colega de Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza, quien nunca esclareció su desaparición (no forzada) en abril pasado. Rangel dijo que esa campaña estuvo orquestada desde Palacio Nacional. Finalmente, ambas partes -iglesia y Gobierno- decidieron tapar el asunto y que cada quien quedara con su versión. Castro y Castro no la lleva bien con la 4T, pero también es sabedor de los privilegios de hablarse de tú con el poder terrenal, como se acostumbró en sexenios anteriores a López Obrador.
Al parecer, el diálogo entre la CEM y la presidenta versó en torno a la pacificación del país y el papel de ambas partes para lograrla sin invadir la laicidad que todavía queda. Dicen los obispos que se sintieron escuchados por la mandataria y que imperó el respeto mutuo. No se sabe quien será la interlocutora asignada entre la dirigencia católica y el nuevo gobierno, pero al parecer Clara Luz Flores Carrales, nueva directora de Asuntos Religiosos fungirá como tal, lo que no deja muy a gusto a los religiosos, pues estaban acostumbrados a tratar con funcionarios de más alto nivel.
En fin, el dialogo de alto nivel con el Episcopado quedó nuevamente abierto a partir de la visita de Sheinbaum a la CEM. Falta saber si la Presidenta estaría interesada en abrir un canal similar de comunicación con las otras 65 mil Asociaciones Religiosas no católicas registradas en Gobernación. No son muchas, ni tan influyentes, pero también representan un referente para la construcción de la paz en todo México.
Iglesias como la Metodista y Presbiteriana tienen un trabajo sistemático a nivel continental con los migrantes y su labor es reconocida incluso en otras naciones. Denominaciones bautistas, nazarenas y pentecostales trabajan en centros penitenciarios con resultados comprobables con los internos que asisten a reuniones evangélicas dentro de los penales y representan sólo un 1% de reincidencia, contrario a los de la religión mayoritaria. También los nuevos grupos y las iglesias evangélicas independientes llevan a cabo una labor catalizadora de la violencia en zonas de consumo y trafico de drogas, convenciendo a jóvenes y adolescentes de no unirse a las filas de la delincuencia organizada, apoyando sobre todo espiritual y socialmente a sus familias par reconstruir el tejido social.
PALABRA DE HONOR Hubo un evento la semana pasada donde pastores y lideres evangélicos dieron reconocimientos a sus pares supuestamente por el trabajo que han desempeñado a lo largo de sus carreras. Se llamó Héroes de la Fe. Ahí se cometieron varios errores, por no decir delitos, ya que uno de los galardonados enfrenta cargos penales por falsedad de declaraciones ante una autoridad judicial. Ya lo van a denunciar.
