Servicio exterior de AMLO: basurero de políticos

28 de Abril de 2025

Dolia Estévez
Dolia Estévez

Servicio exterior de AMLO: basurero de políticos

Dolia Estévez

Claudia Sheinbaum pasará a la historia como la primera mandataria en tiempos modernos en no haber hecho un solo cambio de embajadores en sus primeros seis meses de gobierno. Intactos ha dejado los nombramientos de cónsules y embajadores de carácter político derivados del amiguismo y pago de favores de Andrés Manuel López Obrador. Tampoco ha rotado a miembros del Servicio Exterior Mexicano, algunos de los cuales datan del sexenio de Felipe Calderón. La rotación del servicio exterior es una práctica común en las democracias liberales del mundo, que México seguía tras la llegada de un nuevo presidente, aunque fuera del mismo partido, sobre todo en países importantes como Estados Unidos. Decir que no hay dinero para traslados no es justificación.

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Hay obradoristas que urge sustituir empezando con Pável Meléndez Cruz, Cónsul General en Denver, morenista radical y exdiputado local de Oaxaca, contra quien penden siete gravísimas denuncias por “violencia de género, discriminación por razón de género, acoso y hostigamiento laboral, amenazas, hostigamiento sexual, abuso sexual y abuso de autoridad” interpuestas por empleados y empleadas locales ante el Órgano Interno de Control de la Cancillería desde 2024. Los numerosos documentos, que obran en mi poder, sustentan con lujo de detalle, fechas, lugares y nombres cada una de esas acusaciones que son del conocimiento de Juan Ramón de la Fuente. En estado de ebriedad, “el titular introdujo su mano izquierda en la bolsa trasera izquierda de mi pantalón y apretó fuertemente mi glúteo izquierdo exclamando a mi oído ¿qué traes aquí para mí?, te espero en mi cuarto”, lee la denuncia del hoy exempleado Eugenio Coronado, fechada 8 de mayo, meses después de que Meléndez no le renovó el contrato. El cónsul se ha dedicado a acosar a los denunciantes a través de WhatsApp y llamadas. Controla todo bajo un “régimen de terror interno, donde busca confrontar, espiar, usa las jornadas móviles y sabatinas como moneda de cambio y control”. Meléndez respondió a mi petición de comentario vía correo electrónico que “no ha sido notificado sobre presuntas denuncias” y que “tiene la firme convicción de actuar con total transparencia y apego a la normatividad en el ejercicio de sus funciones consulares y, sobre todo, en el trato digno al personal”.

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El único cónsul que Sheinbaum ha nombrado es al polémico exgobernador de Chiapas Rutilio Escandón, que envió a Miami para que estuviera cerca de su hijo trumpista afiliado al Partido Republicano. Otros cónsules con pésimo desempeño, que también deberían ser sustituidos: Juan José Sabines, exgobernador de Chiapas (Orlando); Héctor Godoy Priske, político de la 4t (Seattle); Rubén Minutti, protegido de Yasmín Esquivel, la ministra plagiadora (San Antonio), Ricardo Santana (Oxnard) y Audrey Rivera Gómez (Santa Ana). En embajadas, apremia reemplazar a Melba Pría, cuota priista (Japón); Alberto Barranco, experiodista (Vaticano) y Sybel Galván, hija del columnista de La Jornada Enrique Galván Ochoa (OECD, París). Todos llevan seis años en el cargo. Por el lado del SEM, hay algunos que anteceden a AMLO: Porfirio Thierry Muñoz-Ledo, cónsul en Toronto, y Francisco de la Torre, Cónsul en Dallas, fueron nombrados por Calderón en 2016; a Francisco Díaz de León, cónsul en Atlanta, y Rafael Laveaga, cónsul en Washington, D.C., los nombró Enrique Peña Nieto en 2017.

Menos enmohecido, el Embajador Esteban Moctezuma, en Washington desde 2021, también parece inamovible, pese a rumores sobre su relevo. Igual Jesús Seade, embajador en China desde 2021, y Eduardo Villegas, embajador en Rusia desde 2022, ambos víctimas del síndrome de “going native”—abandono de costumbres y estilo de vida propios para adoptar los del país anfitrión. Precisamente son ese tipo de vicios, así como el riesgo de incurrir en actos de corrupción, que la rotación disuade. Hasta la llegada de AMLO, limitar el tiempo de embajadores a dos o tres años era una regla derivada del espíritu de la ley del servicio exterior que, en el caso de Washington, se cumplió durante casi cuatro décadas, con la única excepción del Embajador Arturo Sarukhan, que permaneció los seis años de Calderón.

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Sheinbaum está dejando pasar la oportunidad de hacer una limpieza profunda del basurero que heredó de AMLO. No renovar al anquilosado cuerpo diplomático con cuadros comprometidos y resolutos, de carrera o políticos, que sirvan al Estado, no al partido gobernante, es abonar a la irrelevancia de la política exterior mexicana y al desprestigio de México en el mundo.

@DoliaEstevez

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