Rutilio, una burla

11 de Enero de 2025

Raymundo Riva Palacio
Raymundo Riva Palacio

Rutilio, una burla

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ER. TIEMPO: La primera provocación. El 13 de diciembre, con 65 votos a favor, 22 en contra y cinco abstenciones, el Senado ratificó como cónsul general en Miami a Rutilio Escandón, que días antes había terminado su periodo como gobernador en Chiapas. Alejandro Murat, el priista reconvertido en moreno, que fue colega de él cuando gobernó en Oaxaca, dijo en su calidad de presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores que “en estos tiempos desafiantes para la política exterior, nuestras representaciones en el mundo necesitan perfiles que representen dignamente al país”. La frase de Murat es inmortal, por tonta. Los “tiempos desafiantes” a los que Murat se refería claramente son por lo que viene en Estados Unidos en el segundo mandato presidencial de Donald Trump, que ha prometido deportaciones masivas de migrantes desde su primer día en la Oficina Oval, ha acusado al gobierno de México de promover caravanas de migrantes, y ha disparado todo tipo de amenazas para liquidar a los cárteles de las drogas mexicanos porque el gobierno es incapaz de hacerlo. Los tres señalamientos de Trump cruzan por el cuerpo de Escandón. Todas las caravanas de migrantes que salen desde Centroamérica entran por Chiapas, resultado de la política de brazos abiertos promovida por Andrés Manuel López Obrador, que provocó una crisis durante el primer periodo de Trump en la Casa Blanca, y obligó al expresidente a enviar miles de guardias nacionales a la frontera sur mexicana para frenar la oleada migratoria. Se hizo con eficiencia, pero sin sellar el tránsito, que aunque en volúmenes inferiores, siguieron entrando por Chiapas, donde el gobierno de Escandón permitió su paso, lo aceleró hacia el norte y los abasteció de agua y alimentos. No es que fuera un defensor de los derechos humanos o tuviera la claridad de un político con empaque, sino que le urgía que dejaran de cruzar por el estado para no meterse en problemas con nadie. Yeidckol Polevnsky, senadora del PT, pensando que todos son imbéciles, pero siguiendo las instrucciones del cuñado del exgobernador, el coordinador de la bancada oficialista, Adán Augusto López, para aprobar en fast track el nombramiento de Escandón, dijo que tenía experiencia probada en el tema migratorio, “con visión y manejo político”. Había que arropar a Escandón, que durante su mandato dijo que garantizaría una migración regular, ordenada y segura. O sea, que la puerta seguiría abierta para los migrantes, sin importar que fueran indocumentados. Para Trump, la presencia del exgobernador cerca de su residencia, será toda una provocación.

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DO. TIEMPO: La segunda provocación. En el verano de 2020, mientras el entonces presidente Donald Trump lanzaba miel sobre Andrés Manuel López Obrador, le preguntó a Mark Esper, su secretario de Defensa, sobre la posibilidad de lanzar misiles a México para destruir los laboratorios de las drogas y aniquilar a los cárteles, porque el gobierno de México “no tenía control de su propio país”. Unos cuantos Patriot, que son misiles tierra-aire y que utiliza el Ejército de Estados Unidos, sugirió Trump, segúxn narró Esper en sus memorias, “sin que nadie supiera que fuimos nosotros”. Aquello parecía una broma, o locura efímera de Trump, pero no era así. En julio pasado, durante la campaña presidencial, Trump le dio una entrevista a la cadena de televisión Fox News, donde le preguntaron si todavía pensaba bombardear a los cárteles. “Absolutamente”, respondió. “El problema es que México está petrificado por los cárteles, porque sacarán a un presidente en dos minutos. Los cárteles dirigen México”. Durante el gobierno de López Obrador, el control de los cárteles de las drogas creció de 180 a más de mil 250 municipios —la mitad del país—, y su presencia se extendió 300% hasta tener células activas en al menos 29 estados. Pero de todos ellos, la entidad donde fue más visible, claro y contundente el poderío de las organizaciones criminales fue en Chiapas, que está ubicado en una posición estratégica para México, y en su frontera, la segunda más grande que tenemos, se perdió la gobernabilidad. Ahí existía un cinturón de contención de las organizaciones criminales trasnacionales a lo largo de 655 kilómetros de límite terrestre porosos con Guatemala, que se esfumó durante el sexenio de Rutilio Escandón, por factores ajenos a él, como la construcción del Tren Maya que cambió el valor a la tierra y se volvió un preciado botón para el crimen organizado, y el envío de miles de guardias nacionales para instalar el primer filtro migratorio que exigió Trump en su primer mandato, pero también por su incompetencia y ausencia, que permitió que los criminales tomaran al estado como su campo de batalla por la plaza. Por décadas fue zona controlada por el Cártel de Sinaloa, que permitió que el tráfico de personas lo manejaran Los Zetas. Pero en los últimos años llegaron el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel del Golfo. Escisiones dentro de los grupos criminales provocaron el surgimiento de una nueva organización, el Cártel Chiapas-Guatemala, con miembros del Jalisco Nueva Generación, y los traficantes guatemaltecos que antes habían trabajado con Sinaloa. Escandón atestiguó la metamorfosis criminal y no hizo nada. Dejó a su suerte a miles de personas en la Selva Lacandona y en los municipios colindantes con Guatemala. Escandón es la metáfora de lo que piensa Trump sobre los cárteles mexicanos. ¿Y a Miami? Es otra provocación.

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ER. TIEMPO: ¿A quién se le ocurrió Miami? Mar-a-Lago, donde vive Donald Trump, y desde donde está armando su gobierno, se encuentra a dos horas de Miami, donde Rutilio Escandón llegará en unos días como cónsul general. No será un aterrizaje regular. Escandón es la antítesis de lo que se pudiera haber enviado tan cerca de su residencia, puerta abierta de caravanas migratorias y doblado completamente por los cárteles de las drogas. Si alguien nunca debe estar cerca de Trump y en Florida, es el exgobernador de Chiapas. “Florida”, como dice el presidente del Partido Republicano en el estado, Evan Power, “se convirtió para el mundo de Trump en un gobierno en el exilio”, en donde fue preparando su regreso a la Casa Blanca rodeado de un grupo leal y radical como él, o tanto más que él. Dieciséis de los nombramientos que ha hecho para que trabajen en su próxima administración, 16 son de Florida. Y varios de ellos tendrá una relación directa con el gobierno de Claudia Sheinbaum. La nueva jefa de Gabinete, que es quien lleva la política interna y las relaciones con el Capitolio, Suzie Wiles, que fue su coordinadora de campaña, es una de ese grupo. Marco Rubio, el archienemigo de Andrés Manuel López Obrador, será secretario de Estado. Ron Johnson, otro residente de Miami, será del embajador en México. Pam Bondi, que fue dos veces fiscal de Florida, será ahora la jefa del Departamento de Justicia. Y Mike Walz, que como Johnson fue un boina verde, como se conoce coloquialmente a las fuerzas especiales del Ejército estadounidense, será el consejero de seguridad nacional. Todos ellos representan las antípodas de Escandón, que siempre minimizó los problemas que escandalizan en Mar-a-Lago, y por consiguiente, las del gobierno de México. Sheinbaum defendió su nombramiento ante las críticas de que era un premio tras haber destrozado Chiapas, y dijo —como mentira piadosa—, que era capaz de defender a los mexicanos en Estados Unidos. Eso es secundario. ¿Por qué si había compromiso de cuidar a quienes caminaron durante largo tiempo al lado de López Obrador, no lo enviaron del otro lado del país? ¿A Seattle? ¿A San Diego? ¿Por qué a Miami? El otro cónsul importante en Florida es Juan Sabines, que vive en Orlando, a donde llegó después de haber sido gobernador ¡en Chiapas! No está rodeado Trump de un chiapaneco, sino de dos mandatarios de un estado que es el estudio de caso que justifica todas las amenazas del presidente electo. Es una tercera provocación.