Celebramos la llegada a la Presidencia de la República de Claudia Sheinbaum, la primera mujer de izquierda que llega a tal posición, lo cual hace ver la posibilidad de que las políticas públicas se encaucen en tal dirección. De los 100 compromisos anunciados, muchos de ellos van orientados en ese sentido y confiamos que como científica, pueda recapacitar en algunos temas y en su caso, modificar su decisión.
Uno de los temas más importantes, no solo en nuestro país sino en todo el mundo, se refiere a la fiscalización hacia las personas y empresas más ricas del mundo, que utilizan todos los subterfugios posibles para pagar menos impuestos. Europa está demostrando que se debe actuar. Un ejemplo es el gobierno español, cuando su presidente, Pedro Sánchez, hablando en la ONU el mes pasado, ha declarado que hay que hacer algo con la fiscalización a las grandes fortunas y las multinacionales.
En la Cumbre del Futuro, previa a la Asamblea General, expresó que “la ONU promueva un impuesto mínimo global sobre las grandes fortunas para luchar contra la desigualdad en el planeta y que se termine de implementar lo que se aprobó en la OCDE y el G20, esto es el impuesto mínimo del 15% a las multinacionales”.
Ya en la Unión Europea está aprobado por unanimidad, después de haber logrado que Hungría levantara su veto, este impuesto, en concordancia con el acuerdo de la OCDE, tan solo a las empresas con facturación superior a los 750 millones de euros al año. Supuestamente, el acuerdo permitiría obtener hasta 83 mil millones de euros adicionales al bloque comunitario.
Los datos que aparecen en los diferentes medios de comunicación apuntan a la urgente necesidad de tal medida, como menciona la página de Voronoi, tomando la información de Forbes del mes de junio, cuando el hombre más rico del mundo, el señor Elon Musk, tiene una fortuna de 205 mil millones de dólares y el décimo lugar de esta lista, el señor Steve Ballmer, tiene 126 mil millones de dólares.
Un dato interesante que presenta la página antes mencionada se refiere a la desigualdad que crece en el mundo, medida en términos de un peculiar Índice de GINI que le otorga un peso muy importante a las ganancias de sus inversiones. Así encontramos que, midiendo los años de 2008 a 2023, en la mayoría de los países la desigualdad ha crecido, colocándose Singapur en primer lugar al pasar de 57 a 70 en este índice de GINI y nuestro país, a pesar de que los datos aparecen de vez en cuando, en el mismo lapso pasó de 68 a 72, estando dentro de los 16 países donde la desigualdad ha crecido.
En la información de Voronoi se da cuenta que los billonarios están migrando hacia aquellos países que les dan mejores condiciones fiscales, como es lógico en este sistema capitalista. El caso de Singapur es un ejemplo, que ha permitido que le entren 3,500 millones de dólares o los Emiratos Árabes Unidos hayan recibido 6,700 millones de dólares adicionales de las grandes fortunas que hay en el mundo.
Por lo que no resulta muy clara la oposición que hay en nuestro país a incrementar los impuestos a los más ricos, que afectaría a unos cuántos y permitiría obtener recursos tan necesarios para poder ejecutar toda la gama de proyectos anunciadas para el sexenio por la presidenta Sheinbaum.
No resulta lógico que cuando se habla del tema parece tabú; por ello es urgente hacer una verdadera discusión, más allá de los esfuerzos realizados para evitar la elusión fiscal, los cuales afortunadamente han acotado tales salidas y han permitido incrementar la captación de recursos, pero que son totalmente insuficientes a las necesidades que se van a tener.
Una propuesta simple a este gobierno, al que parece que también le gustan las consultas al pueblo, es que realice una con una sola pregunta: ¿estaría de acuerdo con que los ricos pagaran más impuestos?