Reforma judicial: reflexiones en el abordaje

1 de Enero de 2025

Pedro Haces Lago
Pedro Haces Lago

Reforma judicial: reflexiones en el abordaje

Pedro Haces Lago

Pedro Haces Lago

Está por comenzar un nuevo capítulo en la historia de México. Una historia de esperanza y optimismo comienza a escribirse en torno a un largo anhelo de nuestra nación: la justicia.

En el 2025 por primera vez las y los mexicanos acudiremos a las urnas para elegir a las personas juzgadoras. La reforma judicial es una oportunidad histórica para transformar un sistema que ha estado marcado por décadas de ineficiencia y desconfianza. Es un desafío titánico, pero también representa la posibilidad de generar un cambio profundo en la forma en que se vive la justicia mexicana.

Como abogado, pero sobre todo como joven, me ilusiona mucho esta reforma, tengo grandes esperanzas sembradas en la participación de las y los ciudadanos para elegir a las personas juzgadoras.

Vivimos tiempos en los que las voces de las personas, sus sueños y aspiraciones, serán el motor que impulsará las decisiones políticas, no sólo las élites o los grupos de poder. Durante décadas, el sistema judicial mexicano ha sido objeto de críticas profundas por su lentitud, ineficiencia, corrupción e incluso por la falta de acceso igualitario para todas y todos los ciudadanos.

›La percepción de que la justicia está al servicio de los poderosos y no de los más vulnerables, ha generado desconfianza en la ciudadanía. Sin embargo, esta reforma judicial, puede y debe servir para reconstruir esa confianza y darle legitimidad a las personas juzgadoras y a sus decisiones.

Viene un cambio profundo en la cultura judicial de nuestra nación, es necesario que quienes asuman estos cargos tengan la formación adecuada, no sólo en el ámbito del derecho, sino también en el importante ámbito de la ética.

La reforma judicial no debe ser vista como una moda política ni como una respuesta a un problema específico. Se trata de un proceso participativo que debe ser liderado con visión de largo plazo, siempre con la mirada puesta en fortalecer el Estado de derecho, garantizar la justicia para todos y fortalecer la confianza de la sociedad en sus instituciones judiciales.

Bien lo decía Frida Kahlo: “Pies para qué los quiero, si tengo alas para volar.” Que vuelen alto nuestros sueños de justicia.