La reforma al Poder Legislativo, planteada por Alfonso Ramírez Cuéllar, integrante de Morena, es una necesidad impostergable para la vida democrática de nuestro país. En el diagnóstico es claro que el Congreso de la Unión está desfasado de la realidad social y política que vive México, y que su estructura y funcionamiento actuales lo hacen poco permeable a las demandas y necesidades ciudadanas.
Uno de los puntos más críticos es la reelección consecutiva de los legisladores, una medida que, lejos de cumplir con su propósito de profesionalizar la labor parlamentaria y fortalecer la representatividad, ha demostrado ser un rotundo fracaso. La permanencia de los mismos actores políticos en curules y escaños ha derivado en un estancamiento en la renovación de ideas y en una evidente desconexión con las problemáticas reales de la población. Por ello, es tiempo de eliminar esta práctica y replantear los mecanismos de acceso al Legislativo para garantizar mayor dinamismo y pluralidad.
Además, la ampliación de los periodos ordinarios de sesiones es un cambio urgente. Los tiempos actuales resultan insuficientes para atender de manera adecuada la gran cantidad de iniciativas y asuntos que se presentan, lo que lleva a un trabajo legislativo superficial y apresurado. Una reforma en este sentido permitiría mayor profundidad en el análisis, discusión y aprobación de leyes, con el fin de que estas reflejen verdaderamente las necesidades del país.
Por otro lado, el fortalecimiento del trabajo en comisiones debe ser una prioridad. Las comisiones no solo deben ser espacios de análisis técnico, sino también verdaderos órganos legislativos con capacidad de control constitucional. Esto implica dotarlas de mayores atribuciones para garantizar que las iniciativas y propuestas legislativas sean analizadas bajo estrictos criterios de legalidad, viabilidad y pertinencia. Asimismo, es necesario que estas instancias rindan cuentas de su trabajo ante la ciudadanía, promoviendo con ello la transparencia y la confianza pública en el Poder Legislativo.
La reforma al Congreso de la Unión no es solo un asunto técnico, sino un imperativo político para recuperar su papel como una de las instituciones fundamentales de nuestra democracia. Como ha señalado Ramírez Cuéllar, es el momento de construir un Legislativo que esté a la altura de los retos del siglo XXI, que sea capaz de responder con eficiencia, responsabilidad y sensibilidad a las demandas de una sociedad en constante transformación.
@jlcamachov