¿Por qué perdió Kansas City?

11 de Febrero de 2025

<b>Alfredo Castillo Cervantes</b>
Alfredo Castillo Cervantes
Abogado, politólogo y economista, con estudios de posgrado en administración y ciencias del deporte.

¿Por qué perdió Kansas City?

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Para María y el Pichón por la hermosa Catalina.

Ni el fanático más optimista de las Águilas de Filadelfia hubiera apostado que a Kansas City le tomaría casi tres cuartos para superar su propia yarda 50, y que en toda la primera mitad tendrían solo 23 yardas a la ofensiva. Solo estas estadísticas reflejan lo que fue el Super Bowl: la humillación pública por parte de un gran equipo en toda la extensión de la palabra, enfocado, cien por ciento en “la zona” y con una gran dosis de humildad, en contra de un conjunto de individualidades llenas de arrogancia, soberbia y que sin la ayuda arbitral y la localía se vieron como lo que realmente son: una organización inflada.

¿Cómo una “dinastía” que iba por su tercer Super Bowl seguido, que llegó al último juego de la temporada con marca de 15-1 para dejar en la banca a todos sus titulares, podía ir perdiendo 34-0 a finales del tercer cuarto, y 40-6 faltando cuatro minutos para terminar el partido (sus últimas dos anotaciones fueron cuando Filadelfia metió a todos sus suplentes y ya estaban festejando la victoria en la banda)?

Kansas City llegó al Super Bowl con el mejor quarterback de la liga, junto con el mejor coach y el mejor coordinador defensivo. Pero esta temporada no fueron estas credenciales lo que los llevaron al último juego.

Un equipo que llegó al Super Bowl prácticamente invicto, podía perder, sí, pero como le pasó a Nueva Inglaterra contra los Gigantes de Nueva York en aquel Super Bowl del pase milagroso de Eli Manning, en un juego dramático y parejo, pero no como si fueran el peor equipo de la liga.

Kansas llegó más lejos de lo que realmente debió, porque así le convenía a la televisión, a las apuestas y a los altos intereses económicos que se manejan en la NFL. Bajo un esquema de igualdad de circunstancias y con arbitrajes imparciales, Kansas no hubiera llegado al Super Bowl, porque sin la ayuda arbitral no hubiera tenido la mejor marca de la Conferencia Americana y con ello el descanso, la localía y los rivales menos fuertes en su camino al Super Bowl.

Un buen ejemplo de ello fue como fueron derrotados de visitantes ante Búfalo de manera contundente, pero además de eso, como en el juego de campeonato ante los Bills, en una cuarta oportunidad y una, no obstante que Josh Allen había pasado la línea imaginaria del primero y diez, los árbitros marcaron la jugada más atrás, y en ese cambio de balón, Kansas metería el gol de campo que les daría la victoria.

Sin todo el aparato a su favor, Kansas debió terminar la temporada con un 11-6 y probablemente hubiera sucumbido de visitante contra Baltimore o Búfalo en los playoffs, y cualquiera de ellos hubiera hecho un mejor papel en el Super Bowl contra Filadelfia.

Todo esto deja grandes lecciones. Primero que nada y ante el descrédito que carga la NFL con todo lo que sucedió en la temporada, es impostergable que el deporte recupere su esencia por encima de los altos intereses económicos que lo envuelven. Muchos ya comparan a la NFL con la WWE de lucha libre en donde todo se ha convertido en un espectáculo en donde gana el que genera las mayores pasiones y rating para la televisión.

Muchos admiradores de Mahomes y los Chiefs se sienten defraudados de ver como una posible dinastía que luchaba contra la adversidad para alzarse con la victoria en partidos dramáticos, pasaron de un día para otro, a ser el equipo que les daba instrucciones a los árbitros de cómo debían marcar ciertas jugadas. Esa soberbia y arrogancia de sentirse impunes y sobrados dentro del campo los hizo transitar de ser admirados a odiados.

Y para todos aquellos que consideran que con esto se demuestra que Brady es mejor que Mahomes, también están equivocados. Nueva Inglaterra también en su momento tuvo todo a su favor. Pareciera que Brady le pudo decir a Mahomes “No te quejes porque pronto yo me iré, y el beneficiado ahora de todo esto serás tú. Llegará tu momento.” Y así fue.

Balones desinflados, robo de señales, arbitrajes a modo, Taylor Swift apoyando desde las tribunas, Travis Kelce con un nuevo look. Todo es un show. Pero tal vez algo que se dejó de valorar fue que Taylor Swift apoyó a Kamala Harris y ganó Trump. Y desde que Trump ganó la Presidencia, Taylor Swift no ganó ni un Grammy y a su novio fue apaleado en el Super Bowl.

Por lo que hace a las Águilas de Filadelfia, me pongo de pie. Jugaron por nota y demostraron lo que puede hacer un equipo sin distracciones, con humildad, bien dirigido en todas sus líneas. Me imagino al coach diciéndoles algo así antes del partido: “Para ganarle al sistema solo puede ser por knockout, no por decisión, y para ganar así no podemos cometer ni un solo error, prefiero cinco yardas con el balón protegido que una carrera de 20 arriesgando la pelota, si todo se llega a decidir en una posesión, el arbitraje será para ellos, tenemos que llegar al último cuarto de una manera holgada, a Mahomes lo someten pero sin tocarlo de más porque nos marcarán castigo, no quiero nada espectacular sino un trabajo de sacrificio jugada por jugada. Si llegan a darle el más mínimo jalón a un receptor marcarán castigo a favor de ellos, si la bola está cerca de la línea imaginaria del primero y diez nos pondrán más atrás por lo que hay que buscar una o dos yardas adicionales en jugadas de este tipo. Solo jugando así de enfocados y concentrados podremos ganar. Somos nosotros contra el sistema.”

Y así jugaron. Salvo la intercepción de Hurts que fue un gran error de su parte, los demás errores que cometieron fueron cuando el partido estaba prácticamente decidido. Si acaso diría que no entiendo porque se comieron el reloj al final del medio tiempo cuando tenían el balón en su yarda 40 y tenían todavía tiempos fuera a su favor. Pudo ser lo que he dicho anteriormente, era mejor terminar ahí sin esos tres puntos adicionales, que una posible intercepción y que cambiara el timing del partido en los vestidores.

Aunque ya era “garbage time” los últimos minutos del cuarto periodo, en esa cuarta y seis, en medio campo, y con su quarterback y casi todos los demás suplentes, Filadelfia no se la debió jugar, sino patear y arrinconar a Kansas. Ese error les costó el pase de 50 yardas de Mahomes a las diagonales y que Kansas superara los 20 puntos.

Al final, Filadelfia optó por acabarse el reloj dejando que Kansas ganara migajas que ya solo le sirvieron para que la derrota pasara de ser escandalosa a contundente. Y en este corolario fue impactante como muchísimos aficionados, aunque el partido estaba ya decidido, se quedaron hasta el final sólo para ver las caras de la derrota de Mahomes, Kelce, Swift y compañía. Hasta la próxima.