El Presidente Donald Trump ha firmado varias órdenes ejecutivas en su primer día del mandato. Entre ellas, el incremento de tarifas a México y Canadá. Desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) en 1994, el comercio ha incrementado y beneficiado a muchos consumidores de la región con mejores precios y acceso a nuevos productos, al mismo tiempo que muchos negocios nacieron para beneficiarse de nuevos mercados.
A través del libre comercio, México pudo despegar en sectores como el automotriz. El 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino Estados Unidos así que su rol para México es fundamental. De acuerdo con el IMCO, tan solo en el sector automotriz, 90% de las importaciones que Estados Unidos hace de carrocerías y remolques provienen de México y Canadá. Igualmente, 57% de autopartes y 50% de automóviles y camiones ligeros terminados son hechos en México o en Canadá. El impacto económico en la industria es innegable, pero también en las familias estadounidenses. El IMCO estima que el impacto económico podría traducirse en un aumento del gasto promedio anual de entre $2,500 y $4,300 dólares.
Si bien, Claudia Sheinbaum ha señalado la intención de cooperar y que no se busca una guerra comercial, la presión por parte de Trump es cada vez mayor amenazando la volatilidad del peso mexicano y de las inversiones. Sheinbaum ha establecido también que México “no se doblegará”. ¿Cuáles serían los escenarios de escalar tarifas comerciales de ambos lados? ¿Quiénes serían los perdedores y beneficiados de una guerra comercial entre México y Estados Unidos? El aumento de tensiones entre la relación bilateral y la escalada de tarifas de ambas partes, podría llevar a México a buscar nuevos aliados comerciales, entre ellos el mayor enemigo de Estados Unidos, China.
En un momento en el que China busca reivindicar su influencia en América Latina, una guerra comercial podría ser el mejor escenario para esta potencia. China es actualmente el principal o segundo socio comercial de cualquier país en América Latina, incluyendo México. Fieles al Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC) las importaciones chinas a México se habían limitado por reglamentaciones de origen contenidas en el mismo acuerdo. Una guerra comercial podría terminar con los incentivos para limitar la entrada de los bienes de origen chino, haciendo que los nuevos autos chinos, autopartes, y servicios financieros se vuelvan mucho más atractivos para los consumidores mexicanos. Sin duda, aún con el aumento de tarifas, China podría aumentar su acceso al mercado mexicano y estadounidense.
Al final, los consumidores somos quienes terminamos pagando el aumento de costos. El aumento a tarifas de compañías como Temu o Shein se reflejan en los costos que pagan los consumidores al comprar productos con mayores costos de importación. Lo mismo ocurre con consumidores en Estados Unidos, quienes a través de cadenas de suministro tan vinculadas con México se han beneficiado de distintos productos. Ante nuevas tarifas se enfrentarán a un aumento de costos, lo cual no implica que necesariamente se opte por comprar productos nacionales. Los consumidores y mercados somos complejos, tenemos preferencias distintas y los bienes no siempre son sustitutos perfectos. Poco se habla sobre la oportunidad que una guerra comercial representaría para China, pero quizás este posible escenario en la relación bilateral entre México y Estados Unidos de paso a la entrada de nuevos actores.