1.
Concluyó el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador e inicia en la continuidad del nuevo gobierno el de la presidenta Claudia Sheinbaum, ciertamente con muchísimos pendientes. El gobierno saliente deja bastante por hacer en términos de seguridad, salud, educación, crecimiento, estabilidad financiera y lucha contra la corrupción, temas todos abordados en los 100 compromisos asumidos por el gobierno entrante, para iniciar su atención de inmediato y renovar el enfoque. Resolverlos, ciertamente, requiere de mucho más tiempo, recursos y el concurso de todas y todos.
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El secretario Omar García Harfuch llamó por su nombre al problema de la seguridad: pacificar el país, reconociendo implícitamente las llamas en que se encuentra. Es sabido que el primer paso para resolver un problema es reconocer su existencia, y los cuatro ejes propuestos para enfrentarlo pueden funcionar aún cuando no se quiera llamar guerra a algo que lo es, pero asumiendo el objetivo de pacificar, que suele ser el principal propósito cuando hay un conflicto. Puede estarse de acuerdo o no con el nuevo plan para enfrentar el desafío de la violencia en el país, pero si se complementa con la aplicación de la ley, el castigo a los delincuentes y la reparación del daño, generalmente funciona. Entre los cuatro puntos, los tres primeros significan el brazo activo del gobierno federal, en tanto que el cuarto, la coordinación en los tres niveles de gobierno, resulta medular para que opere. Es en las policías estatales y en las de proximidad, como son las municipales o locales, en donde reside el trabajo de calidad para romper ese círculo pernicioso de infiltración e impunidad del crimen organizado.
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En lo que a salud se refiere, la presencia del doctor David Kershenobich es una garantía para el sector, formado en el trabajo científico y en la organización de sistemas médicos eficientes y reputados en el prestigiado Hospital de Nutrición Salvador Zubirán, habrá ahora de enfrentar el reto de reconstruir el sector, integrando la vasta experiencia del IMSS y el ISSSTE en la medicina institucional, con el programa IMSS-Bienestar para resolver vacunas, medicamentos y atención médica oportuna y de calidad para todos los mexicanos. En educación, la tarea es tan intensa como extensa es la población al atender casi 25 millones de educandos que requieren calidad y recursos en el nivel básico, más espacios en el nivel medio y más oportunidades, ciencia y tecnología en el nivel superior.
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Y para todo ello, se requieren recursos. De ahí que la tarea inmediata más apremiante es el diseño del paquete presupuestario para 2025, dado que los programas sociales habrán de prevalecer, generando una gran presión inercial. Las primeras aproximaciones al tema hablan de un crecimiento reducido de la economía éste y el próximo en torno al 1%, un menor precio del petróleo, una paridad del peso frente al dólar alrededor de 20 unidades, inflación en 4% y reducción de tasas de interés hacia el 10%, lo que significan menores ingresos públicos y un elevado monto de servicio de la deuda, como de un billón de pesos.
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Sobre esos datos, las previsiones presupuestales se alejan del propósito original de reducir el déficit al 3.5%, dejándolo probablemente en 5%, un punto menos del que tendremos este año. Con ello, el presupuesto de egresos estaría en términos muy similares al actual, cerca de los 9 billones de pesos, implicando una reducción en términos reales del 4%, pero se mantendría el nivel actual de gasto en los programas sociales, participaciones a Estados y Municipios, gasto en seguridad, salud, educación, agricultura y energía, así como el gasto corriente. Como el propósito es también no crear más impuestos, el esfuerzo deberá compensarse con austeridad, honradez y eficiencia en el ejercicio del gasto. Con estos ajustes, el reto será generar confianza, crecimiento y mejores resultados en la gestión gubernamental.
