A inicios de la semana pasada, se dio a conocer a través de diversas fuentes informativas que la CFE alcanzó un acuerdo con Goldman Sachs para cubrir una deuda originada en la tormenta invernal de 2021. Esto sucedió únicamente debido a que Goldman Sachs ganó un arbitraje internacional iniciado en contra de CFE, lo cual motivó a la -todavía- Empresa Productiva del Estado, a alcanzar un acuerdo que le fuera mas favorable que la ejecución del laudo.
Goldman Sachs es un banco global de inversión altamente diversificado que cuenta con un alto nivel de sofisticación para desarrollar las múltiples actividades en diversos mercados internacionales. Entre dichas actividades, se encuentra la comercialización (trading) de gas natural, en la que CFE es uno de sus clientes.
No es extraño que las empresas públicas -ya sea directamente, o a través de sus diversas filiales- celebren transacciones con empresas internacionales, sobre todo cuando se trata de commodities que cotizan en los mercados globales, como es el gas natural o el petróleo. Históricamente, la CFE y Pemex se han beneficiado de estos acuerdos, pues de esta forma ha sido posible encontrar mejores precios, clientes o proveedores, según sea el caso, a través de estructuras contractuales y financieras que suelen tener un alto grado de sofisticación y complejidad.
Este acuerdo se da en medio del proceso de transformación que están sufriendo tanto Pemex como la CFE, pues, a partir de la reforma constitucional publicada el 31 de octubre de 2024, ambas entidades dejaran de ser Empresas Productivas del Estado -naturaleza adquirida a través de la reforma energética de 2013-, para convertirse en Empresas Públicas. Esta reforma es consecuente con la política energética impulsada por las últimas dos administraciones, consistente en dotar al sector de un contenido nacionalista.
Además de muchas otras repercusiones y cambios que se detonaran con la reforma mencionada, será interesante ver si esta repercute también en la forma en que las empresas estatales del sector energético participan en los mercados internacionales; es decir, si a partir de la expedición de las leyes secundarias que modifiquen la naturaleza y atribuciones de Pemex y de la CFE, estas empresas públicas siguen celebrando acuerdos de largo plazo con entidades financieras, traders, proveedores y demás instituciones internacionales.
Si bien el acudir a estos mercados puede tener riesgos importantes -tales como lo recientemente acontecido entre CFE y Goldman Sachs-, también reporta muchos beneficios económicos, pues es posible obtener excelentes condiciones de crédito en los mercados de capital internacionales, así como obtener mejores precios por los insumos que se producen localmente, por citar un par de ejemplos. Sin embargo, la tendencia en las políticas impulsadas por esta administración ha sido concentrarse en el ámbito doméstico, con un marcado enfoque nacionalista o “soberanista”, término que las propias autoridades han usado. Habrá que ver si las políticas impulsadas por la actual administración no representan un freno de mano para que Pemex y CFE puedan seguir participando en los mercados globales, como lo han hecho históricamente.