Si bien en todo el mundo hay preocupaciones con el próximo presidente de Estados Unidos, el felón Donald Trump, también debe haberlas en el propio pueblo estadounidense con algunos de los nombramientos que ha hecho, y quizás uno de los más graves es el de Robert Kennedy Jr. como secretario de Salud.
Es un miembro destacado de la dinastía Kennedy, muy controvertido incluso con algunos familiares, como son los casos de su hermana Kerry, su prima Caroline, hija del asesinado presidente John F. Kennedy, así como con el hijo de ésta última, quien se ha burlado de sus ideas. Su hermana ha expresado a los medios de comunicación que al parecer está haciendo un esfuerzo inexplicable por prender fuego a la memoria de su padre Robert, quien también fue asesinado.
Es un saltimbanqui de la política, pues recientemente trató de ser candidato del partido demócrata, pero al perder contra Joe Biden pasó a declararse candidato independiente, y cuando vio que sus posibilidades eran mínimas empezó a apoyar decididamente a Donald Trump.
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Muchos medios de comunicación en el mundo se han referido a él y su entorno. Han publicado declaraciones sorprendentes, como la de Elon Musk, que manifestó en su red X que Kennedy va a hacer “algo salvaje en sanidad”, o las del propio Trump, indicando que el designado “va a hacer lo que quiera en lo relativo a la salud de las mujeres”. Y amenazó directamente a los funcionarios de la Agencia Federal de Alimentos y Medicamentos, conocida por sus siglas en inglés FDA, con dos mensajes, según los medios: conserven sus registros y hagan sus maletas. Así de claro.
Tiene una fama siniestra en materia de vacunas; hace declaraciones falsas sobre el tema y ha sido identificado como uno de los grandes compradores de publicidad antivacunas a finales de 2018 y principios de 2019. Ha ligado la vacunación con el autismo y en un artículo escrito en 2005 en la revista Rolling Stone, hizo afirmaciones que posteriormente fueron desmentidas debido a “la acumulación de evidencia de supuestos errores y fraude científico subyacente a la afirmación de vacuna-autismo”.
Pero no sólo han sido declaraciones erróneas. Se consigna, por ejemplo, que es uno de los principales responsables de una gran crisis de salud en Samoa en 2019, ya que aprovechó un lamentable error de unas enfermeras que prepararon accidentalmente vacunas combinadas contra el sarampión, las paperas y la rubéola, con un relajante caducado en lugar de agua, ocasionando la muerte de dos bebés, tras lo cual el gobierno de dicho país suspendió temporalmente el programa de vacunación y Kennedy y su ONG se dedicaron a generar información errónea que ocasionó que al siguiente año el sarampión hiciera estragos, con 5,700 personas contagiadas y 83 fallecidas, la mayoría niños pequeños. Además, hubo un brote de sarampión en la isla de Tonga.
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Tiene además una concepción racista, pues ha declarado que el coronavirus es un arma biológica que afecta especialmente a las personas blancas y a las negras, siendo inmunes los judíos y los chinos.
Recientemente, más de 75 premios Nobel han pedido por escrito al Senado de Estados Unidos que no confirmen a Kennedy como secretario de Salud. Uno de los firmantes, Richard Roberts, ganador del premio en Fisiología y Medicina en 1993, ha declarado que “la salud pública estaría en riesgo”. Los Nobel agregan que “carece de credenciales en medicina, ciencia o incluso administración y que poner en manos de él la salud socavaría el liderazgo mundial de los Estados Unidos en las ciencias de la salud.”
Entonces, como decíamos al inicio, no sólo nosotros debemos preocuparnos por sus diatribas en contra de los migrantes, también el propio pueblo del vecino país debe estar alerta; y no vaya a ser que su irredenta posición en contra de las vacunas también afecte a nuestros paisanos y de paso a nuestro país.
