La promesa de Donald Trump de “eliminación total” de los carteles mexicanos allana el camino para revivir el plan de asesinatos extraterritoriales de Richard Nixon con los capos de la droga como blancos. “Sería como expandir el programa de asesinatos Phoenix de la CIA en Vietnam a América Latina”, escribió el analista Jeffrey Breinholt, en la publicación especializada Spytalk, al evocar la nefasta Operación Phoenix (1968-1962) que buscó eliminar a los líderes del Vietcong durante la guerra de Vietnam. Para Nixon, arquitecto de la fallida guerra a las drogas, arrestar y enjuiciar a narcos minoristas en Estados Unidos no bastaba para controlar el creciente consumo de drogas, por lo que quería facultar a la DEA para que contratara a sicarios nativos que hicieran el “trabajo mojado” (eufemismo de asesinatos planeados) en países extranjeros. “Nixon creía que su plan de asesinatos violentos de grandes capos iba a servir de disuasión para que futuros líderes renunciaran al narcotráfico por temor”, dice Breinholt exfuncionario senior sobre contraterrorismo en el Departamento de Justicia. Pero la idea de Nixon murió en el marasmo burocrático de Washington y por reservas de tipo moral que para el dictatorial de Trump no serían obstáculos.
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La historia de la “Operación Phoenix” cobra mayor relevancia ahora que la DEA trabajará estrechamente con la CIA luego de la designación de los carteles mexicanos como “organizaciones terroristas extranjeras” conocidas bajo el acrónimo FTO. Los carteles que según el Departamento de Estado merecen el etiquetado de FTO son los de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, Noreste, Familia Michoacana, Unidos y del Golfo. “La designación potencia a las agencias estadounidenses a aplicar las mismas armas contra los carteles que usan contra Al Qaeda, ISIS y similares, como drones, ataques de misiles, despliegue de unidades Navy Seals y escuadrones de la muerte militares y civiles”, explica Breinholt. Actualmente, hay más de 60 FTO, siendo los mexicanos los primeros en romper el criterio típico de organización terrorista pues, a diferencia del resto, los carteles no persiguen fines políticos o religiosos, sino de lucro y poder.
John Ratcliffe, nuevo director de la CIA, ha dicho que quiere que la agencia realice más operaciones secretas, “yendo a lugares donde nadie más puede ir y haciendo cosas que nadie puede hacer”. Uno de esos lugares son las recónditas guaridas de los capos en México. Según The Wall Street Journal, la CIA de Trump concentrará sus espionaje y operaciones en países del hemisferio occidental que “tradicionalmente no son considerados adversarios de Estados Unidos” como México. Terry Cole, recién nombrado administrador de la DEA, será un activo importante en las nuevas prioridades geográficas de la CIA, pues conoce el mapa del narco mexicano como la palma de su mano. “Es difícil saber quién es quién a la hora de lidiar con los carteles, si son policías, militares o funcionarios federales”, dijo Cole al medio de ultraderecha Breitbart en 2020.
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Para la DEA, la clasificación de los carteles como terroristas es la llave de oro al exclusivo mundo del contraterrorismo, con las dádivas que eso conlleva como más respeto entre sus nuevos pares y mayor presupuesto. Las implicaciones para México de una DEA empoderada pueden ser onerosas más aún si el gobierno de Claudia Sheinbaum no logra reducir la producción de fentanilo a niveles que satisfagan a Trump.
La legendaria presencia de la CIA en nuestro país, que se remonta a poco después de su fundación en 1947, ha sido ampliamente documentada y mitificada en el imaginario colectivo. Pese a ello no hay registro de haber cometido o planificado asesinatos por contrato en territorio nacional. Ni siquiera en su época dorada de la guerra fría. En Estados Unidos, el asesinato de líderes políticos extranjeros está prohibido, pero los ataques terroristas del 2001 dieron a los presidentes el pretexto de hacer excepciones. En 2020, Trump ordenó el asesinato quirúrgico en Bagdad del general Qasem Soleimani, líder de las Guardias Revolucionarias de Irán. La CIA regularmente realiza ataques con drones en el Medio Oriente contra sospechosos de terrorismo como blancos. La designación de los carteles no necesariamente implica que Washington vaya a revivir el plan de asesinatos de Nixon. Eso en todo caso dependerá de las ganas que tenga Trump de demostrar a México y al mundo de lo que es capaz para lograr la “eliminación total” de los capos mexicanos a los que culpa por las muertes de “millones” de estadounidenses.