¿Cuántos de nosotros, adultos de mediana edad, recordamos con nostalgia los viajes familiares por carretera? Eran tiempos en los que papá, casi siempre al volante, decidía “pueblear” antes de llegar al destino acordado. Conducía de noche y, en algún punto, hacía una pausa en un restaurante al borde del camino para disfrutar del desayuno.
A veces optaba por una breve, pero reparadora, siesta en el auto antes de continuar el viaje hacia destinos como Acapulco o Veracruz, mientras los niños jugaban a un lado del coche. Eran otros tiempos, cuando parecía haber más confianza y, tal vez, ¿más seguridad?
Con el tiempo se volvieron comunes las recomendaciones: “Tengan cuidado en la carretera de Guanajuato” o “es mejor evitar pasar por Michoacán”, “no viajen de noche”. Estas expresiones que reflejan una preocupación recurrente en México: la inseguridad se vive en casi todo el territorio nacional.
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Bajo el esplendoroso sol del puerto de Acapulco, Guerrero, en el marco de la 50 reunión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, la presidenta Sheinbaum pidió a los 31 gobernadores y a la Jefa de Gobierno de Ciudad de México unirse a su estrategia para pacificar el país. “La seguridad debe ser prioridad en cada estado”, dijo la mandataria.
Y efectivamente, cada gubernatura debe asumir la responsabilidad de garantizar la seguridad en sus territorios, atendiendo tanto las áreas urbanas como las rutas que conectan al país. Esto no sólo busca prevenir delitos, sino también recuperar la confianza de los ciudadanos.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), durante los primeros diez meses de 2024, el país registró más de 20 mil homicidios dolosos, un promedio diario de 83, lo que representa una ligera disminución respecto del año anterior.
Guanajuato (10.3% de los homicidios), Baja California (8%), y el Estado de México (7.6%) concentran el mayor porcentaje de esos delitos. En estados como Zacatecas y Michoacán el control territorial de los cárteles sigue siendo un factor predominante en la escalada de violencia. Mientras que en Sinaloa se escribe uno de los capítulos más violentos de su historia reciente.
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A esto se suma la debilidad institucional, marcada por la corrupción en los cuerpos policiacos y la insuficiencia de recursos para fortalecer las fiscalías locales.
En contraste, regiones como Yucatán y Campeche muestran índices significativamente menores de violencia, lo que pone en evidencia la importancia de políticas locales eficaces y coordinadas.
El diagnóstico es claro: la inseguridad en México es una crisis compleja y multifacética
Y hoy por hoy el Consejo Nacional de Seguridad Púbica puede convertirse en el ariete para frenar la inseguridad.
Por eso fue oportuno recordar a los gobernadores los cuatro ejes de la estrategia federal: atención a las causas, fortalecimiento de la Guardia Nacional y de las policías municipales; el rigor de la investigación y de las acciones de inteligencia a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana (SSPC), y la coordinación del Gobierno federal con las fiscalías estatales y el Poder Judicial. Si pensáramos en los factores clave para incidir el cambio, posiblemente esto podría suceder:
- Reforma en las Policías Estatales y Municipales: profesionalizar a las corporaciones locales, dotarlas de mejores salarios y capacitación, y erradicar la corrupción que las debilita.
- Prevención Social del Delito: la desigualdad, el desempleo juvenil y la falta de acceso a la educación son semillas de la violencia. Políticas públicas integrales que atiendan estas causas podrían generar resultados sostenibles.
- Inversión en Inteligencia y Tecnología: el uso de herramientas tecnológicas, como sistemas de videovigilancia y análisis de datos, como una prioridad para optimizar los operativos de seguridad.
El éxito de la estrategia federal contra la inseguridad dependerá también de que las entidades federativas cuenten con recursos suficientes y apoyo técnico para cumplir con sus compromisos. Los gobernadores tienen ahora la tarea de transformar los ejes estratégicos en resultados visibles.
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México atraviesa un momento crucial. La profesionalización de las instituciones de seguridad, la creación de unidades especializadas y la rendición de cuentas son pasos en la dirección correcta.
Pero el tiempo apremia y los ciudadanos exigen algo más que planes: quieren resultados que devuelvan la tranquilidad a sus comunidades y a sus carreteras.