Hasta hoy, existen más de 10 mil 300 iglesias registradas ante Gobernación, en su mayoría cristianas evangélicas y 105 mil 654 ministros de culto, bueno según datos de la página de Asociaciones Religiosas la cual dista mucho de estar actualizada, no tanto por la labor que realizan en esa oficina sus funcionarios, sino por el descuido de los líderes y pastores que hay en el país.
Según estudiosos del fenómeno religioso, hay en el país al menos 2 mil congregaciones que no nunca se darán de alta ante la autoridad y otras tantas que operarán en la clandestinidad al no haber recibido el permiso para obtener su registro: son sectas o sociedades secretas, similares a las que profesan grupos delictivos, que no están interesados en registrarse legalmente, ni mucho menos en dar a conocer los nombres de sus dirigentes.
La lista oficial de pastores que aparece en la página web de Asociaciones Religiosas está incompleta, falseada y con datos que ya caducaron. Al menos, un 70% de las iglesias evangélicas no han tenido la delicadeza de dar a conocer a esa oficina que muchos de sus líderes ya fallecieron, otros fueron expulsados y unos más que se dieron de alta bajo otras siglas con las que originalmente fueron apuntados, los menos que renunciaron por no llenar sus expectativas económicas.
La mayoría de estas iglesias cristinas no tienen en orden sus estatutos, o los tienen descontextualizados, es decir, ya caducaron porque su forma de autogobierno pasó a ser más democrática; o bien, decidieron que la figura de un solo hombre, o mujer, es quien debe tomar decisiones de manera unilateral. En otros casos, la familia carnal del líder original -o de la lideresa-, es quien asume el mando y dejan a un lado el que todos los directivos tengan voz y voto, para que los hijos, la esposa, el sobrino, los hermanos, sean quienes asuman el control espiritual y económico de manera automática.
Es decir, el liderazgo de la iglesia se pasa de generación en generación para que una sola familia sea la plenipotenciaria, por ello, los nombres de los pastores que ya no fungen como tales está en manos de la nueva familia en el poder y prefieren guardarlos antes que el SAT tome cartas en el asunto. Y es que en cuestiones hacendarias es mejor para estas congregaciones mantener al margen a sus familiares directos por aquello del lavado de dinero y el mal uso de recursos que pastores evangélicos hacen.
Esos ministros que fueron expulsados por fraude, acoso, violación, despojo, amenazas, tienen pocas posibilidades de comparecer ante un Ministerio Público, ya que casi nunca son acusados de estos y otros delitos, más bien los tienen etiquetados en el gremio por abuso de confianza, lo cual elimina de facto todo acto delictivo en su contra. Y sus acusadores sólo dan a conocer estos hechos en una breve carta a Gobernación, creyendo que con ello se salda la restitución del daño.
De modo que bien haría la autoridad en solicitar a cada una de las iglesias con registro que actualicen sus datos, sus estatutos y darles una orientada jurídica a los apoderados legales para presentar ante las fiscalías correspondientes los delitos que los ciervos de Dios cometen sin espiritualidad.
PALABRA DE HONOR: Me cuentan historias de fraudes y malversación de fondos que se cometen en iglesias tradicionales cristianas como la Mexicana del Evangelio de Cristo Pentecostés (IMEC) y del Movimiento Pentecostés Monte de Sión. Ya habrá más datos…