La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) representa uno de los pilares fundamentales de la educación pública en el país. Con una matrícula de 373 mil estudiantes, su impacto en la formación de profesionales y en la generación de conocimiento es innegable. Sin embargo, el error en la reciente reducción presupuestal por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha generado preocupación en diversos sectores de la sociedad. Es imperativo que el Congreso de la Unión no solo corrija ese error, sino que apruebe un presupuesto mayor que garantice la calidad educativa, la continuidad de programas de apoyo y la expansión sostenible de la Universidad.
La reducción de recursos afecta directamente a varios aspectos esenciales de la operación de la UNAM.
La disminución de fondos podría limitar la capacidad de la universidad para mantener y mejorar sus instalaciones, actualizar sus planes de estudio y ofrecer programas innovadores. La excelencia académica requiere inversión continua en infraestructura, laboratorios y tecnología.
La UNAM es conocida y reconocida por sus programas de becas, que permiten a miles de jóvenes continuar sus estudios. Reducir estos recursos pondría en riesgo la equidad educativa, dificultando el acceso a la educación superior para sectores vulnerables.
La universidad es un referente en investigación científica y humanística. Menores recursos significan menos apoyo para proyectos que podrían contribuir a resolver problemas nacionales y globales. La investigación requiere financiamiento sostenido y estable.
La creciente demanda de acceso a la educación superior en México implica que la UNAM debe considerar una expansión de su capacidad. No obstante, este crecimiento debe ser planificado y respaldado por recursos suficientes. Aumentar la población estudiantil sin comprometer la calidad educativa solo será posible si se cuenta con un presupuesto adecuado que permita la contratación de más docentes, la creación de nuevas instalaciones y la mejora continua de los servicios universitarios.
El Congreso de la Unión, particularmente la Cámara de Diputados, tiene la responsabilidad de garantizar que la educación pública reciba los recursos necesarios para cumplir con su misión. La UNAM no es solo una universidad; es una institución que refleja el compromiso del país con la educación, la investigación y la formación de ciudadanía crítica y comprometida con el desarrollo nacional.
Corregir la reducción presupuestal es el primer paso, pero aprobar un aumento significativo es una inversión estratégica en el futuro de México. El apoyo financiero a la UNAM es, en última instancia, un apoyo al desarrollo social, económico y cultural del país.
La educación es la base del progreso nacional. Garantizar que la UNAM cuente con los recursos necesarios no es solo una cuestión presupuestal, sino un compromiso con la juventud mexicana y con el futuro del país. Es hora de que el Congreso de la Unión demuestre su apoyo a la educación superior pública, asegurando un presupuesto justo que permita a la UNAM continuar siendo un referente de excelencia, inclusión y expansión con calidad.
@jlcamachov