Los niños influencers, son personas menores de 18 años que tiene fuerte presencia en las redes sociales creando contenido, muchas veces patrocinado, buscando generar visualizaciones y principalmente interacciones. Operan en su mayoría como lo influencers adultos, compartiendo sus aficiones y actividades cotidianas con su público, mientras comercializan productos y marcas a través de colaboraciones pagadas. Este tipo de publicidad genera debates éticos y legales ya que la mayoría de los seguidores de estos influencers son niños pequeños, además de despertar inquietudes sobre la protección de los mismos creadores de contenido, ya que son susceptibles de manipulación y corrupción de sus propios padres, que casi siempre funcionan como managers de los niños, y de las marcas con las que trabajan.
La principal preocupación que se tiene es que los padres exploten a sus hijos en las redes sociales por dinero, ya que no existe ninguna regulación sobre cuanto trabajan los niños creando contenido, además de que tampoco hay una regulación sobre a quién o a dónde va el dinero generado por este contenido. Los niños no pueden dar su consentimiento para estar constantemente en línea, ya que solamente hacen lo que sus padres les indican y como están creciendo en el mundo de las redes sociales lo creen normal. Desde que se inventó la publicidad, es común el uso de niños para la misma, aunque la mayor parte del tiempo desde un marco legal, pero esta nueva forma de negocio que genera millones de dólares es tan relativamente nueva que todavía se mueve en una zona peligrosamente gris.
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La miniserie documental producida por Netflix, Malas Influencias: El Lado Oscuro de las Redes en la Infancia, en tres capítulos arroja un poco de luz sobre la polémica que rodea a la niña influencer Piper Rockelle, una verdadera estrella de las redes sociales. La historia se desarrolla alrededor de la poca o nula ética que rodea su contenido y de la demanda hacia su madre que termino hundiendo su carrera.
El documental dirigido por Jenna Rosher y Kief Davidson nos cuenta el ascenso de Piper desde que su madre y manager Tiffany Smith la condujo con éxito por los peculiares concursos de belleza infantil, para después llevarla a redes sociales, donde para aumentar las visualizaciones de su contenido fueron añadiendo gradualmente a más niños para participar en los vídeos de Rockelle, donde se hicieron famosos como “El Escuadrón”. Contenido que en su momento de más apogeo llego a generar más de medio millón de dólares al mes.
Un personaje importante en la historia es Hunter Hill, el novio de Tiffany, encargado de grabar los vídeos bajo la dirección de ella y que además se ganaba la confianza de los niños. El documental cuenta con la participación de varios ex miembros del escuadrón, además de sus padres, donde a través de sus testimonios se destapan varias denuncias, principalmente por violaciones a las leyes laborales infantiles, además de acusaciones de haber sido objeto de tratos inadecuados, ofensivos y abusivos, incluyendo comentarios sexualmente explícitos por parte de Tiffany Smith.
Esto provocó que en 2022 11 ex miembros del escuadrón presentaron una demanda en contra de Smith y Hill, ambos negaron las acusaciones, resolviendo las denuncias fuera de los juzgados sin admitir ninguna responsabilidad.
Siendo honesto, al faltar las declaraciones de Piper y su madre, el documental se siente sesgado, aunque al final se cuestiona que tanta responsabilidad tuvieron en los hechos lo padres de los miembros del escuadrón al dejar a sus hijos bajo el cuidado de un personaje tan polémico como Tiffany Smith.
Malas Influencias: El Lado Oscuro de las Redes en la Infancia está disponible en Netflix.