Los chips purépechas de Claudia

19 de Febrero de 2025

Alejandro Ángeles
Alejandro Ángeles
Experto en el mercado latino de EU y ha sido fundador de diversos medios para México y Latinoamérica.

Los chips purépechas de Claudia

Alejandro Ángeles

Por lo visto, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo tiene una acendrada querencia por Michoacán y el idioma purépecha. Ya desde su añeja tesis para obtener su licenciatura en Física en la Facultad de Ciencias de la UNAM, CSP se decantaba por lo purépecha al basar su proyecto de estufas ecológicas en la Patsari (“la que cuida” o “la que guarda” en ese idioma), presentada hace varias décadas en Michoacán.

En 1989, el proyecto de la actual presidenta pasó a llamarse “Cheranátzicurin: tecnología apropiada para cocinar con leña”, en referencia al lugar en Paracho, Michoacán, donde se cuenta que pasó temporadas conviviendo con las comunidades locales.

En días recientes, la presidenta dio un salto cuántico en su visión tecnológica al presentar Kutsari, un proyecto para convertir a México en una superpotencia en semiconductores. Kutsari significa “arena” en purépecha, y hace referencia al componente principal en que se basa la fabricación de semiconductores al ser la materia prima de donde se obtiene el silicio.

En primera instancia, el gobierno federal, por medio de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (el ex Conahcyt) buscaría crear un centro de diseño de semiconductores, montado sobre “40 años de experiencia” de la industria mexicana de tecnologías de la información en la cadena de producción de chips, dijo Rosaura Ruiz, titular de esta dependencia.

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El gobierno no especificó si esta iniciativa extenderá o capitalizará el plan que existía desde la gestión anterior, cuando se firmaron varios acuerdos entre el gobierno y empresas relevantes del sector. Tras la firma del acuerdo, me contó Santiago Cardona, director de Intel para Hispanoamérica, que a México le faltaban varios elementos para ser considerado como un centro de producción de semiconductores.

Si bien Intel destaca en la industria con iniciativas relevantes, como el Guadalajara Design Center, que se conjuga con la planta que esta firma tiene en Costa Rica para fabricar semiconductores y apoyar las operaciones de compañías como IBM, HP, Dell, etc., lo cierto es que hasta ahora no ha dado el paso de manufacturar chips en el país por falencias estructurales.

Los acuerdos firmados con la anterior Secretaría de Economía incluían, entre otros puntos: transferencia de conocimiento; impulsar la formación de talento; y reforzar las cadenas de suministro. Todo esto con la idea, me contó Cardona, de impulsar iniciativas en semiconductores y que México destaque en planes estratégicos regionales y globales.

En la presentación del plan Kutsari, los funcionarios no abundaron en la CHIPS and Science Act que promulgó el expresidente Joe Biden en 2022 y que, entre otras cosas, promovía una alianza entre Estados Unidos y sus socios comerciales (México y Canadá, primordialmente) para trabajar juntos en el fortalecimiento de la cadena de suministro de semiconductores.

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El objetivo, claramente, era reducir la dependencia de potencias asiáticas en la cadena de los semiconductores.

Tampoco se habló mucho del plan del gigante taiwanés Foxconn de construir una planta de Nvidia para fabricar chips de la línea GB200, necesarios para dar soporte al cómputo de la inteligencia artificial.

Si bien las intenciones de los chips purépechas son loables, habrá que ver cómo mira la industria global esta iniciativa, sobre todo cuando se habla de cambios a la ley de la propiedad industrial o el mecanismo para registrar patentes en México, rubros que se han visto afectados por las políticas públicas enarboladas el sexenio anterior. Expertos y organismos especializados consultados coinciden en que sí hay una gran oportunidad para que México sea parte relevante de la cadena de semiconductores, pero no de forma aislada.

Además, se tendría que contar con activos que causan cierto escozor entre los funcionarios actuales, como continuar o reforzar los programas académicos que desde 2006 (ni modo, con Calderón) posicionaron a México como uno de los líderes en la formación de ingenieros.

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Entre los retos a superar, me cuentan, figura la necesidad de aclarar el panorama en construcción de infraestructura y adecuamiento de políticas públicas, sobre todo cuando la red eléctrica no es confiable para estándares tecnológicos internacionales. En cuanto a las políticas públicas, lo ideal sería que una nueva ley de propiedad intelectual se acompañara de iniciativas para implementar las innovaciones.

Otro reto es el de convencer a los inversionistas, ya que estamos hablando de una industria que requiere miles de millones de dólares sólo en investigación y desarrollo. Sin embargo, las posturas oficiales que de pronto asustan a potenciales inversionistas podrían ser un escollo duro de saltar.

En sí, Kutsari representa una visión audaz para el futuro económico de México y su potencial liderazgo tecnológico. Sin embargo, su éxito depende de la superación de los enormes desafíos de infraestructura y políticas públicas, de ganarse la confianza de los inversores, y de navegar por complejas relaciones internacionales.

Para garantizar que este ambicioso plan obtenga el apoyo necesario, el gobierno debe reevaluar su enfoque de las inversiones privadas y alinearse con las realidades económicas globales, especialmente en relación con los marcos políticos de EEUU, el principal socio comercial del país.

Y, a fin de cuentas, todo regresa a la materia prima. México tiene arena para aventar para arriba, pero… obtener silicio puro para uso en semiconductores es un desafío crítico para la cadena. No cualquiera lo consigue.

Así que ojalá que Kutsari se solidifique como un proyecto de punta y no se quede sólo como un castillo de arena.