El proceso electoral de jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial de la Federación se presenta como un hito inédito en la historia jurídica de México. A raíz de la reforma judicial aprobada el 15 de septiembre de 2024, el país se encamina hacia una elección extraordinaria que transformará la manera en que se eligen a sus operadores jurídicos, involucrando a los tres poderes de la Unión: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Son 850 cargos judiciales que serán sometidos a votación el 1 de junio de 2025, incluyendo 464 magistraturas de circuito y 386 jueces de distrito. La elección se llevará a cabo en dos fases, donde la primera mitad será renovada en 2025 y la otra en la elección federal ordinaria de 2027. Este esquema busca garantizar una transición ordenada y la continuidad del servicio judicial.
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Cronograma de Eventos:
Octubre de 2024
16 de octubre: Emisión de la convocatoria general para integración de los Comités de Evaluación.
31 de octubre: Instalación de los Comités de Evaluación.
Noviembre de 2024
4 de noviembre: Publicación de la convocatoria para aspirantes.
24 de noviembre: Inscripción de aspirantes.
15 de diciembre: Verificación de la documentación.
Enero-febrero de 2025
31 de enero: Selección de finalistas por parte de los Comités de Evaluación.
5 de febrero: Insaculación para depurar la lista de aspirantes.
12 de febrero: Envío de listas al Instituto Nacional Electoral (INE).
Marzo-Mayo de 2025
Antes del 15 de marzo: Aprobación de cambios a las leyes locales.
30 de marzo-28 de mayo: Campañas para candidaturas.
Junio de 2025
1 de junio: Elecciones
Antes del 28 de agosto: Resolución de impugnaciones.
1 de septiembre: Toma de protesta de los nuevos jueces electos.
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El Instituto Nacional Electoral (INE) será el encargado de organizar, celebrar y contar los votos de esta elección. Con la experiencia de décadas de los funcionarios del servicio electoral mexicano, el INE asegura certeza y transparencia en este proceso. Su capacidad para manejar elecciones de gran envergadura será fundamental para el éxito de este nuevo sistema.
Más allá de fechas y procedimientos, el éxito de este proceso electoral radica en generar una pedagogía informativa clara y accesible. Es fundamental promover la participación ciudadana para evitar que este proceso se convierta en un fiasco millonario que socave la confianza en la justicia en México. La información debe democratizarse y motivar a la ciudadanía a involucrarse, pues su voz y voto serán cruciales para determinar quiénes ocuparán estos importantes cargos.
El proceso de insaculación, aunque polémico, como la famosa “tómbola”, busca asegurar la imparcialidad y la equidad de género en las nominaciones. Sin embargo, es vital que los aspirantes estén capacitados y comprometidos con los valores de justicia y equidad que deben regir en el Poder Judicial Federal.
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El proceso electoral de cargos judiciales no sólo es un reto administrativo, sino una oportunidad histórica para redefinir la relación entre la justicia y la sociedad en México. A medida que nos acercamos a estas elecciones, es crucial que los actores trabajen para asegurar que este proceso sea transparente y participativo.
Lo que seguiría es una reforma que ponga al día el trabajo de fiscalías y ministerios públicos de todo el país, ya que, si bien son instancias del Poder Ejecutivo, su trabajo va de la mano de juzgados y tribunales. Un paso necesario para lograr el sistema de procuración, administración e impartición de justicia que merecemos los mexicanos.