La turbulencia de la transformación global

12 de Marzo de 2025

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

La turbulencia de la transformación global

Le Clercq

Karl Polanyi inicia su obra cumbre, La gran transformación (editada en español por el Fondo de Cultura Económica, 2017), reflexionando sobre las bases estructurales que determinaron las condiciones políticas, sociales y económicas del siglo XIX, siglo marcado por el predominio de condiciones de estabilidad y la paz en el sistema internacional. Para Polanyi, el liberalismo económico y la larga paz decimonónicas, más allá de la irrupción de conflagraciones aisladas y de poca duración, se fundamentaba en la articulación de cuatro grandes sistemas institucionales: balance de poder internacional dependiente del concierto de las naciones y la contención derivada de los incentivos y presiones de las altas finanzas internacionales; economía mundial organizada sobre la base del patrón oro; sistema de mercado libre y autoregulado; y una tendencia a la organización política en Estados liberales constitucionales.

Conforme estos sistemas institucionales se erosionaron hasta su colapso, provocaron la catástrofe que define a las primeras cuatro décadas del siglo XX: dos guerras mundiales, el ascenso de los regímenes totalitarios, depresión económica y derrumbe del sistema financiero internacional. Los niveles de violencia política y el horizonte de incertidumbre económica en la primera mitad del siglo XX, son resultado del derrumbe de esas instituciones y de la volatilidad propia de la transición hacia un nuevo modelo.

El análisis de Polanyi tiene gran relevancia para entender la pérdida de certidumbres que define a nuestros días. Tal como ocurrió en el pasado, las instituciones que definían las relaciones internacionales y la vida política de las naciones a partir de la segunda mitad del siglo XX, han comenzado a colapsarse dando lugar a un escenario de demolición del mundo que dábamos por inevitable, provocando la irrupción de procesos políticos impensables tan solo hace unos años y una transición global llena de incertidumbre y turbulencias.

La transformación de nuestros tiempos involucra la erosión de cuatro instituciones que determinaban el horizonte de certidumbre que conocíamos: la afirmación de democracias liberales da paso autocracias electorales, democracias nacionalistas con libertades acotadas y el regreso sin ambages de los discursos y simbolismos de las derechas extremas de la primera mitad del siglo XX; el sistema de libre comercio y globalización se sacude ante la afirmación de una extraña combinación de proteccionismo económico y oligarquías tecnológicas; el sistema de contención multilateral construido a partir de la derrota de los totalitarismos y los procesos de descolonización, deriva en una geopolítica de poderes salvajes; no es claro todavía cómo y hacia qué se transformará el sistema financiero basado en un sistema de tipos cambiarios fluctuantes, hegemonía del dólar y regulación de instituciones financieras internacionales.

La transformación contemporánea ocurre por demás en un contexto de dos cambios a nivel planetario cuyas consecuencias son impredecibles pero que terminarán alterando, profunda e irreversiblemente, los procesos de producción e intercambio económico, la organización política y social, la construcción de conocimiento y desarrollo tecnológico y que, incluso, pondrán en duda la supervivencia de la vida humana y de otras especies: la emergencia de la inteligencia artificial y la crisis climática y ambiental global. Una metamorfosis del mundo y sus ciclos vitales que, por el nivel de las cascadas de riesgo involucradas y sus procesos de retroalimentación impredecibles, de acuerdo con la visión de James Lovelock, supone la entrada a una nueva era planetaria definida como el Novoceno.

Esa nueva era apenas comienza a esbozarse, pero nos sacude con sus sorpresas y turbulencias cotidianas. Nuestro margen de maniobra política es limitado y depende de la calidad y efectividad de las decisiones y compromisos internacionales que se alcancen en los años próximos. Son tiempos de gran complejidad y riesgo que demandan también un gran sentido de liderazgo y responsabilidad política, lo cuales hoy lucen por su ausencia.