La detención de activistas indígenas y la confirmación oficial de la existencia de un cártel que opera en la zona de Los Altos en Chiapas -de lo cual he dado cuenta en columnas anteriores- demuestran que ministros de culto (con y sin registro), así como líderes religiosos en regiones tsotsiles, tojolabales, choles, zoques y tzeltales, no sólo conocen a las cabezas de la delincuencia organizada y el tráfico de estupefacientes que se opera en esa entidad, sino que colaboran con sus diferentes conexiones nacionales.
La semana pasada fue detenido en San Cristóbal de las Casas Manuel Collazo Gómez, un conocido líder evangélico a nivel nacional. No es la primera vez que este indígena pisa la cárcel. No es la primera vez que está envuelto en situaciones con delincuencia organizada. No será la primera vez que el partido en el poder lo saque del apuro. Tiene fotos con políticos de primer nivel, es cuestión de ver su perfil en redes. Y como ha sido un activista a modo, será ahora el morenismo que gestione su liberación.
Medios nacionales dieron cuenta de las acciones que lleva a cabo el llamado Cártel Indígena Chamula, que graba clandestinamente a menores de edad siendo abusadas sexualmente en hoteles y ofrece los videos en mercados populares, principalmente a consumidores extranjeros y turistas nacionales.
Venden combos con drogas: dosis personales de meta o fentanilo, servicio sexual y videos etnopornos, pues las menores de edad que aparecen abusadas son indígenas locales. Algunas de ellas integrantes de iglesias evangélicas que consiguen así una entrada extra para la manutención de su familia, obligadas… y otras por el gusto de presumir el último modelo de teléfono celular que obtienen de las ganancias.
Hay indígenas evangélicos y católicos armados para defender, o en su caso apoyar a distintos bandos: a zapatistas; a los que pelean por ocupar una narcoplaza de Jalisco, Nayarit, Quintana Roo, Nuevo León y Sinaloa; a los nuevos empresarios del porno indígena; a los que secuestran a migrantes y trafican con mujeres que vienen de otros países… en fin. Chiapas es capital sodomita.
Y de todo esto, los partidos políticos han sido los grandes aliados. Es decir, en su momento cada uno apoyó como mejor convino a sus intereses a los líderes de iglesias católicas y evangélicas, de tal modo que cada uno formó sus nichos de santidad política para beneficio corporativo seduciendo a líderes, pastores y sacerdotes con fines perversos, que hoy encabezan mafias con registro en el INE y en la mirada de Donald Trump, que por cierto los tiene más monitoreados que el mismo García Harfuch. Son cárteles que dicen pelear con la izquierda, pero cobran con la derecha.
PALABRA DE HONOR: Javier Milei, presidente de Argentina, insiste en que hay una intención siniestra -a nivel mundial- para instaurar una agenda mundial que promueva la ideología LGBTQ (incluyendo la propagación de la homosexualidad y el lesbianismo). Se propuso ante líderes del Foro Económico Mundial desmantelar el edificio ideológico del progresismo enfermizo. A ver qué opina su paisano el Papa…