La riqueza cultural de México es vasta y diversa, no solo gracias a su herencia indígena y colonial, sino también por la gran variedad de climas y geografías que permiten el cultivo de múltiples productos.
En este contexto, la protección de las indicaciones geográficas (IG)se presenta como una herramienta fundamental para impulsar y valorizar los productos mexicanos, garantizando su autenticidad y calidad, y promoviendo el desarrollo económico de diversas regiones del país.
¿Qué son las indicaciones geográficas? Son signos que indican que un producto proviene de un lugar específico y posee cualidades, reputación o características propias de esa zona geográfica. Para un producto ser considerado como tal, debe cumplir con criterios que lo vinculan directamente a su región de origen.
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En México, esta protección está regulada por la Ley de Protección de la Propiedad Industrial, que permite la protección de productos como la cajeta de Celaya, las catrinas de barro de Capula, Michoacán, cobre martillado de Santa Clara del Cobre, entre otros.
Entre los beneficios de la protección bajo esta figura puede ser el valor agregado, la identificación de un producto con una región específica añade valor comercial, ya que los consumidores están dispuestos a pagar más por productos que garantizan autenticidad y calidad; la promoción del desarrollo regional, ya que este tipo de protección fomenta el desarrollo económico local al permitir que los productores obtengan precios justos por sus productos. Esto no solo ayuda a mejorar la calidad de vida de los agricultores y artesanos, sino que también promueve prácticas sostenibles y la preservación del medio ambiente. Las indicaciones geográficas también son promotores de la cultura y la región.
Esto no solo ayuda a preservar la diversidad cultural de México, sino que también enriquece la experiencia del consumidor, que se convierte en un aprendiz de la historia y las tradiciones detrás de cada producto. Y desde luego, su protección legal. La IG protege a los productores de prácticas desleales, como la falsificación o el uso indebido del nombre del producto. Esto asegura que los consumidores puedan confiar en que están adquiriendo un producto auténtico y de calidad.
Ahora bien, aunque la protección de las indicaciones geográficas en México presenta múltiples beneficios, también enfrenta importantes desafíos, como la falta de conocimiento sobre el tema entre los productores, la necesidad de inversión en capacitación y promoción, y la resistencia de algunos sectores a adoptar prácticas que garanticen la trazabilidad.
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Sin embargo, es la encomienda de la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, y del secretario de Economía, Marcelo Ebrard, detonar la economía nacional y fortalecer la protección de la propiedad industrial. México tiene la oportunidad de consolidarse como un país líder en la producción de calidad, aprovechando su rica herencia cultural.
Las indicaciones geográficas no solo es un mecanismo que asegura la autenticidad y calidad de los productos mexicanos, sino que también es un componente clave para el desarrollo económico y cultural del país. Al fomentar la identidad regional y el orgullo por nuestros productos, se fortalece no solo la economía local, sino también la cultura y tradiciones que hacen de México un lugar único en el mundo. La próxima semana, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) hará la declaratoria de protección como indicación geográfica del chicle maya de Quintana Roo y Campeche, y estamos trabajando en otras de la mano de artesanos, productores, empresarios y gobiernos.