Para muchos inversionistas en América Latina (y latinos en Estados Unidos), el sueño de poseer bitcoins, ahora que han cruzado el umbral de los 100 mil dólares, es un objetivo inalcanzable, siempre y cuando no sean Nayib Bukele, el polémico presidente salvadoreño. Y es que la realidad económica y la cultura financiera de estos dos grupos, plantea limitaciones para que millones de personas participen activamente en las criptoinversiones en general y la del bitcoin en particular.
Claro que muchas plataformas ofrecen la posibilidad de participar como “dueños” de bitcoin, sino una unidad como tal, por lo menos sus fragmentaciones, llamadas satoshis.
Se ha escrito de estafas y esquemas piramidales tipo Ponzi en Estados Unidos, como el caso de CryptoFX, revelado hace unos meses, en que esta firma robó 300 mil millones de dólares a más de 400 mil víctimas, sobre todo latinos. Sin embargo, eso no ha mermado el entusiasmo de muchos latinos, latinoamericanos y mexicanos de entrar a las criptobolsas a invertir o a usar plataformas como Binance y OKX a nivel global, o exchanges regionales y locales, como Libertex y Bitso, entre otros.
TE PUEDE INTERESAR: Migrantes: escapan de los balazos, no de los abrazos
En Estados Unidos destaca el hecho de que a muchos latinos, a pesar de los retos, les interesa invertir en cripto. El Pew Research Center refiere que uno de cada cinco adultos de este grupo ha invertido en algún momento en criptomonedas. Eso representa casi 20%, lo cual es inclusive más alto que los adultos de raza blanca, con 14 por ciento.
En general, el limitado acceso a capital de los latinos y los latinomericanos frustra invertir en casi cualquier vehículo financiero, ya sea tradicional como renta fija o variada, o cripto, que, además, es un activo de muy alto riesgo.
La educación financiera, decíamos, también es un reto. A pesar de que cualquier encuesta o sondeo refiere que estos segmentos demográficos han escuchado de las criptomonedas, porcentajes muy altos no saben o no entienden cómo funcionan estos mercados, concluye Chainalysis en un estudio.
SIGUE LEYENDO: Contraélites y latinos: extraños compañeros de voto
Es decir, ni los latinos en Estados Unidos o el potencial público inversionista en América Latina tiene información suficiente para invertir de manera segura. Los costos de transacción también limitan el entusiasmo por invertir en cripto ya que las comisiones por hacer trading son muy altas y desincentivan al público y a los pequeños inversionistas. Y falta un elemento quizá más relevante: la desconfianza hacia las criptomonedas campea entre millones en la región. Eso lleva a evitar consejos como la mezcla 60/40; es decir, destinar 60% del monto para inversiones a instrumentos tradicionales y 40% a cripto. Entre los grupos de capital latino se prefiere mantener los ahorros en formas más tradicionales.
Otro tema que impide que las inversiones cripto despeguen por estos pagos es el de las regulaciones. Las políticas gubernamentales varían mucho, si bien en Estados Unidos hay gran expectativa de que Donald Trump facilite y detone nuevos rumbos para la industria. En América Latina se va del extremo de la prohibición a manejar estas inversiones abiertamente, como en Bolivia.
TE PUEDE INTERESAR: Biden y Trump: deportaciones, retórica e ironías
En México, para no ir más lejos, formalmente las criptomonedas son legales, pero no de curso legal. Aun así, el país está en el top de la región en cuanto a actividad cripto, con un valor recibido por más de 60 mil millones de dólares, según Chainalysis.
Además, de acuerdo con un reporte de Bitso, a los mexicanos les gusta el bitcoin pues se lleva casi el 55% de la preferencia de los inversionistas en cripto.
Así, el objetivo de alcanzar los 100 mil dólares por bitcoin es atractivo, pero parece inalcanzable para muchos latinos en Estados Unidos y América Latina debido a barreras económicas, educativas y regulatorias.
Para que este grupo pueda participar efectivamente en el mercado de criptomonedas, los expertos aconsejan fomentar la educación financiera, mejorar el acceso al capital y crear un entorno regulatorio más claro y accesible que permita una inversión segura y confiable. Sin estas medidas, la brecha entre los grandes inversionistas y los individuos seguirá ampliándose, limitando las oportunidades para una parte significativa de la población latina.
Con “ciberlicencia” del camarada Paco Ignacio Taibo II, uno de los escritores más ricos de México (a su rojillo pesar).
