La ignorancia mata

12 de Abril de 2025

Emilio Antonio Calderón
Emilio Antonio Calderón Menez (Ciudad de México, 1997) es Licenciado en Comunicación y Periodismo por la Universidad Nacional Autónoma de México y autor de las obras Casa Sola y Bitácora de Viaje. Ha colaborado en revistas literarias y antologías de editoriales como Palabra Herida y Letras Negras.

La ignorancia mata

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Pese a que vivimos en la era de los discursos de integración y campañas de inclusión que abarrotan las redes y las calles del mundo, el brutal asesinato de Sara Millerey es muestra de que la sociedad sigue sin ser un espacio seguro para las minorías.

Sara, una mujer trans colombiana, fue hallada hace unos días en Bello, Antioquia, con claros signos de tortura y violencia extrema. Según reportes de medios locales, había sido golpeada con objetos contundentes, arrastrada por la quebrada La Loca, y le fracturaron las extremidades para que no pudiera nadar y muriera ahogada. Si bien, fue rescatada del lugar con vida, murió en el hospital debido a la gravedad de sus heridas. A los pocos días, la Fiscalía confirmó la captura de un sospechoso con antecedentes penales, pero eso no impidió que una parte del debate público girara en torno a si Sara “era realmente mujer” o si su identidad de género fue el motivo de su muerte.

Ese tipo de preguntas no solo son violentas: son peligrosas. Porque antes que cualquier otra cosa, Sara fue una persona. Y cuando lo primero que se cuestiona tras su asesinato es su expresión de género y no la brutalidad de su muerte, queda claro que el prejuicio sigue cobrando vidas. A veces con armas, otras con palabras.

Ceremonia fúnebre

Hablando de inhumanidad, la muerte de Berenice y Miguel no sólo pone en evidencia la negligencia en la organización de uno de los eventos musicales más relevantes de la CDMX, sino que, con la cantidad de personas que se preocuparon más por la cancelación del festival Axe Ceremonia que por la tragedia ocurrida, reafirma que la falta de empatía es uno de los males más grandes de nuestros tiempos.

Los hechos ocurrieron el 6 de abril, cuando por los fuertes vientos colapsó una estructura que terminó por quitarles la vida. Lo alarmante es que mientras el escenario del horror aún no se enfriaba, el evento continuó con bombo y platillo durante el resto de la jornada. Al día siguiente, luego de que las autoridades determinaran cancelar el Ceremonia, una joven se volvió viral en redes tras llorar desconsolada, no por las víctimas, sino porque “el evento se arruinó”, y no fue sino uno de múltiples casos.

Sin duda, el suceso refleja la creciente insensibilidad con la que, como sociedad, hemos comenzado a convivir con la muerte ajena. Pero también evidencia un tipo de negligencia estructural que se repite en cada evento masivo sin supervisión real. Si el arte es una vía para sanar, entonces su organización no puede convertirse en una sentencia de muerte.

El arte bajo un puente

Mujeres que explotan su sensualidad, hombres que acarician su feminidad. Géneros que, en todos los sentidos, pierden sus líneas limítrofes. Es sorprendente todo lo que puede ocurrir una noche cualquiera debajo de los puentes en la Ciudad de México.

En tiempos tan oscuros, donde incluso el arte deja de ser un lugar seguro, pareciera que esa herramienta sanadora del alma se esconde y busca los rincones más inesperados para desarrollarse. El fin de semana pasado, Canek —artista regio con una propuesta transgresora que combina la electrónica con glitter, letras juguetonas y escasa ropa—, celebró sus 30 años de vida con Maldito cumpleaños, un evento en el que reunió a sus amigos y colegas para un festejo especial donde “Bajo Circuito” fue la sede.

Se trata de un multiforo cultural ubicado literalmente bajo un puente en la CDMX, que se ha convertido en refugio para artistas emergentes. En contraste con el resto del mundo, donde el odio y la violencia acaparan los titulares, aquí se apuesta por la diversidad, la libertad y la resistencia desde la música y la escena alternativa.

Así como con Canek, Bajo Circuito ha dado visibilidad a todo tipo de proyectos de la escena underground capitalina. Los Velts, La Suprema, José Servín y Mily, quien acompañó a Canek en su celebración, son sólo algunos de los nombres que han desfilado por su cartelera.

Y aunque allá afuera el mundo a veces parezca perder su rumbo, hay espacios como este que recuerdan que la empatía, la memoria y el arte siguen teniendo un lugar. Aunque sea, por ahora, debajo de un puente.

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