El pasado 11 de enero marcó un parteaguas en la historia marítima de Yucatán y en su papel dentro del desarrollo nacional. Con el inicio de las obras de ampliación y modernización del Puerto de Altura de Progreso, proyecto anunciado de manera conjunta por la Presidenta Claudia Sheinbaum, el Secretario de Marina Almirante Raymundo Morales y el Gobernador Joaquín Diaz Mena, Yucatán reafirma su liderazgo como un eje logístico clave para el sureste mexicano y el país.
Con visión estratégica y oficio político, el gobernador Joaquín Díaz Mena ha materializado el inicio de una de las obras más trascendentales de su administración: la ampliación y modernización del Puerto de Altura de Progreso, columna vertebral del proyecto “Renacimiento Maya”. Este logro, anunciado en el marco de sus primeros 100 días de gobierno, no solo marca un antes y un después en la historia marítima de Yucatán, sino que también proyecta al estado hacia un futuro de desarrollo económico, justicia social y sostenibilidad.
La relación de Yucatán con el mar es una historia de conexión, comercio y transformación. Desde las costas donde los antiguos mayas establecieron rutas comerciales marítimas, hasta los episodios como el naufragio de Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero en 1511, el mar siempre ha sido un protagonista en el destino del estado.
Más tarde, en el siglo XIX, Yucatán vivió una época de esplendor económico gracias a la industria henequenera, que encontró en el puerto de Sisal una vía para conectar sus productos con el resto del mundo. Este puerto fue testigo del auge y caída de una economía basada en el oro verde, y de cómo el desarrollo marítimo se fue desplazando hacia Progreso, que se convirtió en el principal punto de salida del comercio regional.
En el siglo XX, el puerto de Progreso evolucionó de ser un puerto de primera generación —limitado a la carga y descarga de mercancías— a uno semi-regional, integrándose en la red nacional y destacando por su importancia en el transporte de mercancías del sureste. Sin embargo, su capacidad se quedó rezagada frente a las necesidades de un mundo globalizado.
Hoy, con su ampliación y modernización, Progreso entra en una nueva etapa como un puerto de cuarta generación, diseñado para ser “hub” logístico de clase mundial, permitiendo que Yucatán recupere su lugar como un referente marítimo nacional e internacional.
El evento del 11 de enero fue un hito histórico, compuesto por tres momentos que destacaron la trascendencia del proyecto. En el primero, se presentó la magnitud técnica de la obra: una ampliación de 80 hectáreas, dragado profundo para recibir embarcaciones de mayor calado y la transformación de sus instalaciones en un modelo de eficiencia operativa.
En el segundo momento, las palabras del gobernador Joaquín Díaz Mena y el almirante secretario de Marina, subrayaron la importancia estratégica de esta inversión para el sureste y para México. Todos coincidieron en que esta obra es el resultado de una gestión conjunta entre el Gobierno de México y el Gobierno del Estado, comprometida, transparente y apegada a las mejores prácticas internacionales.
Finalmente, en el tercer momento, las cámaras empresariales del estado manifestaron que este proyecto era un sueño histórico para Yucatán. Lo que alguna vez fue “el secreto mejor guardado” en el pasado, hoy se lleva a cabo con transparencia y certidumbre, consolidándose como un modelo de cómo se deben ejecutar las grandes obras públicas.
La ampliación del puerto no solo beneficiará al comercio exterior mexicano, sino que impactará directamente en la vida de los yucatecos. Generará miles de empleos, impulsará la inversión privada y conectará al puerto con las principales rutas logísticas, como el Tren Maya y el Tren Transístmico. Además, contribuirá al crecimiento del turismo y reforzará la capacidad de Yucatán para competir en los mercados internacionales.
La modernización del Puerto de Progreso es un pilar del “Renacimiento Maya”, la estrategia que busca construir un Yucatán más justo, conectado y sostenible. Este proyecto no solo transforma la infraestructura del estado, sino que también representa un cambio de paradigma en la forma en que se diseñan y ejecutan los grandes proyectos de desarrollo público.
La visión, la gestión y la colaboración entre el Gobierno del Estado, la Secretaría de Marina y la sociedad han demostrado que el progreso no solo es posible, sino también transformador cuando se ejecuta con liderazgo y transparencia.
Hoy, Progreso no es solo un puerto; es el símbolo de una nueva etapa para Yucatán y para México. Es una muestra de que, con visión y compromiso, el sureste puede liderar el desarrollo nacional y proyectarse al mundo como un modelo de sostenibilidad e innovación.
La historia marítima de Yucatán, que comenzó en las costas mayas, entra ahora en su capítulo más ambicioso: un puerto global que conectará al estado y al país con el futuro.