La aterradora Rusia de Putin

3 de Marzo de 2025

Dolia Estévez
Dolia Estévez

La aterradora Rusia de Putin

Dolia Estévez

Acabó dando a luz por cesárea a un bebé ya muerto, y cuando se enteró de la noticia, imploró a los médicos que no le salvaran la vida, que la dejaran morir. La imagen de Irina, ensangrentada y gravemente herida, agarrando su vientre en un gesto de desesperación mientras era evacuada del hospital bombardeado en una camilla, acabó dando la vuelta al mundo. El cuerpo sin vida de Vasenka apareció en la entrada de un sótano, con una mueca de dolor infinito en el rostro y señales de haber sido torturado. La cara estaba totalmente deformada y apenas era reconocible debido a los golpes recibidos. Enormes regueros de sangre seca surcaban sus mejillas desde los ojos. Los dedos se habían convertido en muñones en carne viva, después de que sus torturadores le hubieran arrancado las uñas.

PUEDES LEER: Operación Phoenix con los capos como blanco

La joven mujer ucraniana, fallecida bajo las bombas rusas en Mariúpol aquel frío día de principios de marzo de 2022, y el cadáver de Vasenka, retratado con su móvil por su amigo Alekséi Tarasévich “para que quedara constancia del crimen de guerra cometido por las tropas rusas” en la masacre de Bucha, son escenas desgarradoras por las que transita Rusia contra el mundo, nuevo libro de Marc Marginedas, reconocido periodista catalán que sobrevivió seis meses de cautiverio a manos de yihadistas de ISIS en Siria. “Yo fui secuestrado por el Estado Islámico”, dice de esa experiencia personal en 2013 y 2014. Avalada por hechos, maneja la teoría de que ISIS ha sido impulsado por Rusia y el depuesto régimen de Bashar al-Assad.

Dos décadas y media de terrorismo de Estado, secuestros, mafia y propaganda es la narrativa que nos regala Marginedas en 265 páginas de ritmo imparable, cargadas de datos factuales, pruebas, escenarios, testimonios, teorías y denuncias con nombres y apellidos. El libro desvela las tres guerras de Putin, en Chechenia, Siria y Ucrania, unidas por un cordón umbilical e iniciadas de acuerdo con una misma justificación: recuperar para Rusia el estatus de superpotencia imperial que un día detentó la URSS. Y demuestra que Rusia es un Estado fusionado con el crimen organizado, que asesina a adversarios mediante el envenenamiento, su “método preferido”, se ensaña contra la población civil con crueldad y salvajismo, como los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, consuma atentados terroristas de falsa bandera para ocultar la autoría del Estado, secuestra y comete ataques de precisión contra periodistas y trabajadores humanitarios, y seduce a líderes occidentales.


PUEDES LEER: Morenistas al servicio de Rusia

Si hay alguien cualificado para escribir este oportuno texto, por ahora disponible en México en Amazon, es Marc. Con 30 años en el periodismo, vivió una década en Rusia, en dos etapas diferentes. Primero, entre 1998 y 2002, coincidiendo con el inicio del empoderamiento de Putin, y luego entre 2015 y 2022, cuando tuvo que salir corriendo de Moscú tras cubrir los primeros días de la invasión de Ucrania. Su obra es un tributo al periodismo de investigación en un tiempo en que la desinformación, las fake news y los datos fabricados amenazan la democracia; a la verdad factual “sin temor ni favor” y al arduo picar piedra investigando, verificando y entrevistando a protagonistas y testigos en tres continentes. “Yo solo soy un periodista y no me considero cualificado para decir a las autoridades de cualquier país qué es lo que tienen que hacer o qué políticas seguir...”. El inesperado giro de un presidente estadounidense delirante que asume una posición en consonancia con las mentiras de Putin hace de la obra de Marc una lectura obligada para entender el aterrador alcance de ese insólito contubernio con un Estado terrorista que, además, tiene armas atómicas.

Es posible que, al revisar el índice y constatar que no hay nada explícito sobre México, algunos lectores se desinteresen. En los tres años desde que los tanques de Putin rodaron sobre territorio ucraniano y sus bombas colmaron sus cielos, una parte importante de la comentocracia mexicana, ligada al oficialismo, ha justificado la agresión rusa y reciclado las mentiras del Kremlin, culpando a Ucrania y a la OTAN por la guerra. Esta obra es también para ellos, las voluntades compradas por Rusia: “Es mi granito de arena... Que la próxima vez que un espectador consuma propaganda rusa a través de un canal oficial ruso o alguna de sus múltiples marcas blancas, entienda que lo que consume no es información, sino una suerte de ataque híbrido contra la democracia, destinado a desestabilizar y polarizar”.