1.
El principal acontecimiento para 2025 habrá de ser el retorno de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos, amagando a todo el mundo con una revolución conservadora y una globalización proteccionista. El nuevo orden mundial habrá de ser multipolar, pues al golpear a todos los bloques y aliados, les obliga a reagruparse y medir fuerzas contra la pretensión de una nueva hegemonía estadounidense, que vistas las cosas, parece no tener ya lugar en el mundo. Para consuelo fácil, no sólo México tiembla por la locuacidad de Donald Trump para crear preocupaciones y problemas donde no los hay. Desde ya, actúa con el poder cuasipresidencial, ocupando el espacio dejado por el vacilante Joe Biden, rebasado por todas partes en el escenario global.
2.
El caso es que el mundo tiembla, Trump ha amenazado a todos con la imposición de aranceles (ha dicho que es su palabra o instrumento favorito). Le impondrá aranceles a México y Canadá por migración y fentanilo, les ha advertido; también a China, de 10% en general y hasta de 200% en los coches eléctricos. También dice que Estados Unidos subsidia a sus socios comerciales en el tratado trilateral de comercio, confundiendo tramposamente el déficit comercial como una transferencia a fondo perdido de recursos, que es lo que es un subsidio, para bulear a sus aliados conque debieran ser otro Estado de su país.
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3.
Sigue blofeando y asegura que a Europa le impondrá un arancel del 10%, quizá porque también cree que le subsidian, y habla de arreglar la guerra en Ucrania en pocas horas, al igual que presionar a la OTAN para que asuma sus gastos. Los tigres del sudeste asiático también tiemblan, lo mismo que Taiwán, que podría ser utilizada como moneda de cambio en las negociaciones con China y Corea del Norte. Inclusive los países del BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y otros 20 que han decidido sumarse a ese conglomerado) han sido amenazados si llegan a construir una moneda de intercambio diferente al dólar, dice Trump. No ha dejado títere con cabeza.
4.
Ante ello, hay quienes pensamos que no se le debería temer tanto, pues es lo propio de Trump, alardear para obtener ventaja en las inevitables negociaciones que vienen. Desde luego, el libre comercio, como se le conocía, habrá de ser historia. La Organización Mundial de Comercio será un árbitro débil, pues nadie le hace caso. Lo que viene es una reorganización global, para ir de un globalismo abierto e interdependiente, a uno controlado y de bloques, en el que volverán las alianzas geoestratégicas y la redistribución de costos y responsabilidades del centro hacia la periferia. El resultado será algo así como un nuevo reparto del mundo en esferas de influencia entre cuatro hegemonías: Estados Unidos, China, Europa y Rusia, con América Latina, África, Medio Oriente y el Indo-Pacífico como zonas de pesca.
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5.
México, guste o no, sigue estando demasiado cerca de Estados Unidos y lejos de todos los demás, arriesgando la disolución de la negociación trilateral, pero inevitablemente habrá de tener un acuerdo bilateral con el vecino del norte. El país es por tercer año consecutivo el primer proveedor de Estados Unidos, el comercio exterior entre ambos va hacia los 900 mil millones de dólares. Es algo que no va a desaparecer, pero los términos los quiere establecer Trump a partir de maximizar ganancias, acorde a una visión general que integre comercio, migración, seguridad en las fronteras y combate al narcotráfico y fentanilo, sobre todo. Habrá de verse mucho más zarandeo de Trump a México en los próximos meses, más cuando se aproximen las fechas fatales (el 20 de enero de 2025) y los tiempos de la revisión del Acuerdo Comercial trilateral hacia mediados del año próximo. Como dirían en Palacio Nacional, es su estilo personal de comunicar, pero no es sólo eso, pues suele amedrentar para ablandar y sacar provecho. Es, pues, un estilo de negociación hostil que en teoría de juegos se conoce como “el juego de la gallina”, donde quien más tiembla, más pierde. Se le debe resistir, con firmeza, entereza y límites.
Nota: ¡Albricias! Feliz Navidad y un mejor Año Nuevo. Nos leemos después del Día
de Reyes.