Grupo Salinas de Ricardo Salinas Pliego, ha dado un paso clave en su estrategia de expansión y fortalecimiento con la inauguración de Ensamblika Guadalajara, su segunda planta ensambladora de motos en México. Ubicada en El Salto, Jalisco, esta instalación no solo refuerza el liderazgo de Italika en el mercado de motocicletas, sino que también fortalece la economía regional y optimiza la logística de producción y distribución. Con esta apertura, la empresa reafirma su compromiso con la movilidad accesible e innovadora, beneficiando a millones de personas en el país. Desde su llegada al mercado hace 20 años, Italika ha sido un referente en soluciones de movilidad, transformando la vida de más de nueve millones de usuarios en México y América Latina.
La apertura de Ensamblika Guadalajara responde al crecimiento sostenido de la marca y a la necesidad de agilizar la producción y entrega de motocicletas en el territorio nacional. Su estratégica ubicación cerca del puerto de Manzanillo, permite reducir costos logísticos, mejorar los tiempos de distribución y abastecer de manera más eficiente a 16 estados del país. Construida en un tiempo récord de seis meses, la planta comenzó operaciones el 2 de septiembre de 2024 con una capacidad instalada para ensamblar hasta 500 mil motocicletas al año. En sus líneas de producción se fabrican más de 50 modelos, que incluyen motocicletas y cuatrimotos de distintas cilindradas.
Además, cuenta con un espacio de almacenaje para hasta 5 mil contenedores de materia prima, lo que garantiza una producción constante y una respuesta ágil a la demanda del mercado. Uno de los aspectos clave de Ensamblika Guadalajara es su implementación de tecnología avanzada en los procesos de ensamblaje. La incorporación de sistemas de control de torque y rastreabilidad por número de serie asegura la calidad y eficiencia de cada motocicleta producida, cumpliendo con los más altos estándares de manufactura. Estas innovaciones permiten a Italika seguir posicionándose como un referente en la industria de la movilidad en México.
Más allá de su capacidad productiva, la nueva planta destaca por su compromiso con la sostenibilidad. Ensamblika Guadalajara, cuenta con la certificación LEED, un estándar internacional que reconoce construcciones eficientes y respetuosas con el medio ambiente. Además, Grupo Dragón, la división de energía de Grupo Salinas, ha desarrollado un sistema de generación de energía fotovoltaica de un megavatio para abastecer parte de la demanda energética de la planta, reduciendo su huella ambiental. El impacto de Ensamblika Guadalajara también se refleja en el ámbito laboral y económico, que además incluye a Hero Motors, y Benelli. Con el 95 % de su plantilla conformada por talento jalisciense, la apertura de la planta impulsa la generación de empleo en la región y fortalece sectores clave como transporte, logística, ingeniería y servicios.
La integración de pequeñas y medianas empresas en la cadena de suministro fomenta el desarrollo de la industria local y contribuye al crecimiento de proveedores nacionales. Inspirador mensaje también de María Laura Medina de Salinas, que reconoce el trabajo que realizan las mujeres en Italika, siendo una importante fuerza laboral imprimiendo su esencia en estas motocicletas, dando origen a historias ejemplares. Mención espacial se dio también a sus instalaciones de Toluca, en el Estado de México, que hoy sigue reconociendo a sus colaboradores por el gran trabajo realizado. Con esta apertura, Grupo Salinas y su fundador, Ricardo Salinas Pliego, con un mensaje emblemático e interesante en la inauguración, reafirman su compromiso con el desarrollo económico de México y la promoción de la movilidad como un motor de transformación social.
Ensamblika Guadalajara no solo fortalece la presencia de Italika en el mercado, sino que también refuerza la apuesta del grupo por la innovación, la sostenibilidad y el impulso del talento mexicano.
Voz en Off
Oceanografía, fundada en 1968 por Amado Yáñez Correa, se consolidó como un actor clave en el sector energético en México. Con una flota de embarcaciones especializadas, la empresa desempeñó un papel estratégico en la producción de hidrocarburos y en su mejor momento, llegó a emplear a 14 mil trabajadores, con ingresos por miles de millones de dólares. Sin embargo, su situación cambió drásticamente.
En 2014, Emilio Lozoya Austin ejecutó una embestida calculada contra la empresa. Desde su puesto en PEMEX, orquestó auditorías a modo, cancelaciones de contratos y una inhabilitación que el Poder Judicial terminó por desmentir.
No fue una casualidad, sino una estrategia diseñada para desmantelar la compañía y abrir paso a otros intereses en la reforma energética del entonces presidente, Enrique Peña Nieto. Todo detonó: PEMEX canceló contratos clave y la Secretaría de la Función Pública (SFP) impuso una inhabilitación temporal a Oceanografía. La Procuraduría General de la República (PGR) ordenó su intervención y el Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) asumió su control, con resultados desastrosos que llevaron a la firma a la quiebra, dos años después. En paralelo a todo esto, Banamex presentó una denuncia por presunto fraude financiero, que, once años después, no ha podido sostener con pruebas. Mientras tanto, Oceanografía ha defendido su posición tanto en México como en Estados Unidos, donde se han impuesto sanciones contra Citigroup y Banamex por el manejo del caso. Las consecuencias fueron amplias. La industria petrolera perdió un proveedor estratégico, mientras que la reducción en la capacidad operativa de PEMEX impactó la producción nacional. Con 57 años de existencia, Oceanografía sigue en una batalla legal por su restitución y por una resolución definitiva del caso. Su caso pone de relieve la necesidad de fortalecer la seguridad jurídica para las empresas mexicanas para evitar que disputas corporativas se conviertan en procesos que vulneren sectores estratégicos….
