El pasado 1º de octubre de 2024, Ifigenia Martha Martínez y Hernández le entregó la banda presidencial a la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, en su calidad de presidenta del Poder Legislativo en la sede de San Lázaro. Se le veía emocionada y se apreciaba traer puntas nasales de oxígeno. Con su tono de voz dulce y de una mujer de 94 años de edad, con un estado de salud precario se le escuchó decir “híjole, apenas me sostengo”; pero el simbolismo de estar en el momento histórico de entregar la banda a la primer mujer presidenta de la República en la historia del México independiente, bien valía la pena ese gran esfuerzo.
Con tristeza nos enteramos de que el pasado sábado 5 de octubre, Doña Ifigenia Martínez, que es como la mayoría la conocía en la vida pública, falleció. Descanse en paz y dirían los que saben, tras una larga y buena vida, en la que aportó mucho a nuestro país, dejando sin relevo generacional los varios espacios que una sola mujer pequeña de tamaño físico, pero de enorme estatura moral ocupaba. Seguramente han escuchado muchas semblanzas, me permito compartirla desde una análisis y enfoque muy personal con la finalidad de reflexionar que las siguientes generaciones de mujeres estamos obligadas a continuar con este legado y qué es lo que tiene de trasfondo las frases que la presidenta ha dicho: - No llegamos una, llegamos todas y -es tiempo de mujeres.
Ifigenia Martínez, nació en la Ciudad de México, un 16 de junio de 1925. Sin duda fue una mujer disruptiva y adelantada a su época, ya que rompió muchos techos de cristal consciente e inconscientemente. Estudió economía y fue a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, 1942-1946). Entre las cosas que acontecían en México, mientras ella estudiaba, se dio paso a que México declaró la guerra a Alemania y con ello ingresó a la segunda guerra mundial; en 1943 por decreto presidencial se creó el Colegio Nacional; para 1945 concluyó la Segunda Guerra Mundial con todos los fenómenos del éxodo del pueblo judío en México, el Caribe y Latinoamérica; en 1946, el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) se transformó en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) del que fuera militante hasta 1988 cuando funda junto con Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano el Partido de la Revolución Democrática (PRD) donde militó hasta 2018 año en el que formó parte del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), Fue una mujer de izquierda en lo político y en la teoría económica de lo que más adelante comentaré.
Parte de sus actividades políticas las desempeñó como diputada federal en cuatro ocasiones 1976, 1994, 2009 y 2024; fue en dos ocasiones senadora de la República 1988 y 2018; además de haber sido diputada del constituyente de la Ciudad de México en 2016.
De su vida personal, poco se sabe: estuvo casada con el economista Alfredo Navarrete Romero, exdirector de Nacional Financiera. Fue embajadora de México ante la Organización de las Naciones Unidad (ONU). No se puede dejar de lado que en su biografía se encuentra el haber sido la primera mujer mexicana en:
· Tener una maestría en economía por la Universidad de Harvard de donde también fue doctoranda;
· Cofundadora de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL);
· Profesora de Finanzas Públicas de la UNAM, y de del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA);
· Investigadora del Instituto de investigaciones económicas de la UNAM;
· Directora de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM.
En el movimiento estudiantil de 1968, ella defendió a la UNAM tras la invasión del ejército mexicano a Ciudad universitaria ya que ella era directora de la hoy facultad de economía. Es autora de más de una decena de libros, en los que plasma su corriente ideológica de izquierda; a lo largo de su vida recibió varios reconocimientos como la medalla Benito Juárez, Sor Juana Inés de la Cruz y Belisario Domínguez.
De forma y fondo, Doña Ifigenia nos deja un gran legado y un gran reto para las mujeres de las siguientes generaciones; nos hace falta un relevo generacional en muchos aspectos de la vida pública de México ya que sigue habiendo techos de cristal por romper a nivel estatal y municipal.
Nota al pie de página:
Me niego a normalizar que la anterior alcaldesa de Chilpancingo, Gro. se reuniera a comer con el jefe de la plaza de los grupos de la delincuencia organizada y ahora a seis días de la llegada de su relevo a este lo ultimaron por decapitación.