La primera mujer Presidenta: más allá del género

25 de Noviembre de 2024

Sergio Uzeta
Sergio Uzeta
Comunicador y periodista con más de tres décadas de experiencia, destacando su paso por Noticias de Once TV y Radio Fórmula. Ha sido Director General de Notimex y Director fundador del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Fue Gerente Corporativo de Comunicación Social en Pemex y Director de Información en la Presidencia de la República. Reconocido con el Premio Nacional de Periodismo, el Premio Pagés Llergo y el Micrófono de Oro, entre otros.

La primera mujer Presidenta: más allá del género

Sergio Uzeta - columnista

Claudia Sheinbaum asume la Presidencia de México, marcando un hito histórico como la primera mujer en ocupar el máximo cargo del país. Sin embargo, aunque este hecho es motivo de celebración y representa un avance en términos de equidad, no basta con su género para garantizar los cambios profundos que México necesita. Gobernar un país complejo y dividido como el nuestro requerirá mucho más que un enfoque basado en el género.

En los últimos meses de transición, quedó claro que Sheinbaum no sólo tendrá que lidiar con los retos de la administración pública, sino también con la influencia persistente de Andrés Manuel López Obrador, su predecesor y mentor político.

Los roces que surgieron entre la casa de transición y Palacio Nacional, especialmente en torno a la designación del nuevo gabinete y la implementación de la reforma judicial, revelan que la presidenta Sheinbaum tendrá que esforzarse mucho para ejercer su propio poder y definir su propio estilo de gobierno.

La expectativa de que, por ser mujer, ella tendrá una mayor sensibilidad y respeto hacia los derechos de ciertos grupos históricamente marginados es simplista. Aunque las mujeres han ocupado cada vez más posiciones de poder en todo el mundo, esto no asegura que automáticamente habrá una transformación en la forma de gobernar. Sheinbaum deberá probar que puede ir más allá del género y ofrecer soluciones concretas para los problemas más urgentes del país.

›La administración de López Obrador, a pesar de algunos logros, ha dejado heridas abiertas en varios sectores de la sociedad. La polarización política, el incremento de la violencia y la percepción de impunidad son algunos de los desafíos que la nueva Presidenta hereda.

Su éxito no dependerá de ser la primera Presidenta mujer, sino de su capacidad para distanciarse de las políticas que han generado divisiones y ejercer el poder de manera efectiva para el bien común.

Lo que está en juego no es sólo la transición de una Presidencia masculina a una femenina, sino la capacidad de Sheinbaum para generar un cambio real. La historia ha demostrado que el género no es un factor determinante en la calidad de un gobierno.

Lo que se necesita es liderazgo, capacidad de decisión y una visión clara de hacia dónde debe ir el país. Claudia Sheinbaum tiene ante sí la oportunidad de demostrar que puede ser la Presidenta de todos los mexicanos, no sólo de los que votaron por ella o pertenecen a Morena.

Si bien ser mujer puede aportar una perspectiva distinta, no será suficiente para resolver los problemas estructurales del país. Lo que realmente importará será su capacidad para ejercer el poder de manera efectiva, su habilidad para distanciarse cuando sea necesario de las políticas de su predecesor y, sobre todo, su compromiso con todos los mexicanos, independientemente de su afiliación política.

La Presidencia de Claudia Sheinbaum representa una nueva etapa en la política mexicana, pero no debe verse únicamente a través del prisma del género. Su legado dependerá de su habilidad para sanar las divisiones del país, reducir la violencia y crear un gobierno inclusivo que respete los derechos de todos.

Ella tiene que demostrar que el verdadero cambio no viene por el hecho de ser mujer, sino por la capacidad de gobernar con sensibilidad, justicia y humanidad.