Elon Musk y México: llegar a (Marte)

10 de Febrero de 2025

Alejandro Ángeles
Alejandro Ángeles
Experto en el mercado latino de EU y ha sido fundador de diversos medios para México y Latinoamérica.

Elon Musk y México: llegar a (Marte)

Alejandro Ángeles

Para cientos de miles de mexicanos, pensar en Elon Musk debe conducir a una mezcla de sentimientos. El espíritu rebelde de este multimillonario de origen sudafricano, acostumbrado a brincarse las trancas, ha de haber sido bien aceptado por consumidores ávidos de servicios eficientes y productos revolucionarios. Hay por lo menos dos vertientes que demuestran el éxito de los negocios de las empresas de Musk en México: Tesla y Starlink. Ambas son marcas de cara al consumidor del emporio que Musk ha construido desde su arraigo en Estados Unidos.

Con el fabricante de autos eléctricos, Musk ha mostrado dos caras, al menos. Una, la de la eficiencia industrial, llevó a que Tesla, en la última década y media, incorporara a México como parte de su cadena de abastecimiento en Norteamérica Como tal, Tesla tiene una amplia red de proveedores para su red manufacturera en el vecino del norte. En Estados Unidos, Tesla tiene plantas en California (Fremont y Lathrop), Nevada, Nueva York y Michigan. Incluso antes de que Tesla anunciara la construcción de una planta en Nuevo León, la extendida y poderosa industria mexicana de autopartes ya surtía de componentes a las plantas de la empresa de Musk. Ante la posibilidad, aún latente, pero casi moribunda, Musk de hecho trató de jalar a proveedores chinos a establecerse en México para ser parte de su cadena.

Elon Musk en la toma de protesta de Donald Trump
Elon Musk en la toma de protesta de Donald Trump / AFP

Con la participación de Musk en la campaña que llevó a Trump a ganar su segunda presidencia, cambiaron dramáticamente las relaciones entre México y Musk.
La supuesta planta en Nuevo León le significó a Tesla una inversión de 100 millones de dólares por los terrenos (sin mencionar 113 millones de incentivos por parte de los gobiernos federal y estatal). A nivel de mercado, Tesla era uno de los jugadores más fuertes de autos eléctricos en México. Antes de la ola china, Tesla vendía más de dos mil unidades por año en el país, donde además hay más de 300 estaciones de carga dedicada (además de unas 50 de las llamadas Supercharges).

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¿Cómo cambiará el mercado para Musk? En Estados Unidos muchas personas están optando por botar los Teslas al ver una contradicción de la “misión de salvar a la Tierra” que enarbola Musk y las políticas antiverdes de Trump. Lo mismo sucede en Europa. Por ejemplo, en Alemania las ventas de Tesla en enero se desplomaron 60%, sobre todo por el respaldo de Musk al partido de ultraderecha AfD.

En México, no se han reportado todavía al mercado los niveles de venta de Tesla, que, quizá por no ser tan grandes, no haga mella una baja. Donde sí podría suceder algo relevante es con la otra marca relevante de Musk: SpaceX. Esto no es por los cohetes que sí han cambiado la vida de un pueblito allende el Río Bravo (Boca Chica, justo al otro lado de la frontera con Matamoros), sino por Starlink, el proveedor de internet satelital de esta empresa.

En México, al arranque de 2025, Starlink andaba por 170 mil usuarios. Considerando que el kit se vende por cinco mil pesos y la mensualidad es de mil 45, la aritmética simple arroja unos 850 millones de pesos por el hardware y más de 167 millones de pesos al mes por la conexión. Además, Starlink tiene contratos con la CFE por más de 100 millones de dólares (obsequiados por Manuel Bartlett en la administración de AMLO).

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En días recientes, Musk aplaudió una nueva veta de negocios de Starlink en México, con la versión Lite, a costo de 800 pesos para usuarios no tan exigentes en velocidades. En teoría, eso detonaría más el negocio de esta empresa, pero el timing determinará su penetración. Por lo pronto, algunos usuarios de Starlink en ciudades como México y Guadalajara han confesado que revenderán sus antenas y cancelarán sus cuentas con esta firma de Musk. Algunos de ellos dicen que ni siquiera es por las posturas de Musk a favor de Trump, sino porque el servicio es caro y no tan veloz.

Cabe mencionar que, de acuerdo con el Speedtest de Ookla, una firma de investigación, Starlink sale muy mal calificada en su marcador de velocidad con 44.76, mientras que Totalplay lidera con 94.01. Este Speedtest mide velocidades de descarga y de subida de datos. En segundo lugar, está Megacable y en tercer Telmex, la firma de Carlos Slim, quien apareció en un posteo en X donde se hablaba de supuestas ligas con carteles de la droga y se le señalaba, con dolo, de ser el principal accionista del New York Times. Lo primero es una calumnia y lo segundo ya no es como tal.

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Buenos negocios en México para Musk, pero tampoco le quitan el sueño si consideramos que su fortuna pasó de los 262 mil millones de dólares el día en que Trump ganó su segunda presidencia (noviembre de 2024) a 412 mil millones de dólares esta semana.

En su rara relación amor-odio con México (a Musk le encanta vacacionar en Los Cabos, como dice su biógrafo Walter Isaacson), el hombre con la mayor fortuna del mundo también ha hecho negocio con el agave. Su tequila y su mezcal, obviamente marca Tesla, han vendido todas sus ediciones a precios de locura (hasta 400 dólares por botella).

Si Musk se aburre de Trump, probablemente veamos un cambio en su relación con México… hay más esperanza en ello que en las políticas públicas, que como sabemos son veletas, a ambos lados de la frontera.