Decía la presidenta Sheinbaum hace un par de días que se dejara en paz al expresidente AMLO. Lo dijo en el marco de la reaparición del rancho en Jalisco, donde, aún en estos momentos, no está muy claro el panorama de lo ocurrido en ese predio. Quede claro que lo sucedido… o no, estaría fuera de la responsabilidad de la titular del Ejecutivo, así fuera solo por los tiempos políticos y jurídicos.
Sin embargo, los medios de comunicación y, en general, el ejercicio de la información obligan a pedir respuestas a los gobernantes. Tengo para mí que el hecho de que se mencione al presidente López Obrador es un ejercicio natural, en el que los políticos deben estar abiertos al escrutinio público y a la rendición de cuentas. ¿Es impropio señalar al expresidente?
El tema de la inseguridad es, sin lugar a dudas, un asunto con muchas aristas. Sin embargo, el presidente de una nación como la nuestra tiene una responsabilidad social. Si no fuera así, ¿a quién podría pedirle una explicación la sociedad en un ambiente de obvio deterioro en la seguridad, como el que hoy se vive en muchas partes de la geografía nacional?
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Los éxitos de los operativos de García Harfuch en contra de los grupos criminales, paradójicamente, exhiben los resultados de la estrategia de “Abrazos, no balazos”. Hace un par de días se dieron a conocer los resultados del operativo que se está realizando en el estado de Sinaloa. Se han desmantelado 170 laboratorios de fabricación de drogas sintéticas. También se informó en días pasados que van más de 15 mil generadores de violencia detenidos en estos operativos del Gobierno Federal.
La obligada comparación entre uno y otro modelo de combate a la delincuencia resulta en el señalamiento de lo que hablamos. Aún más evidente resultaría la falta de resultados en temas como la compra y el suministro de medicamentos, en los que se ha puesto particular atención. Queda claro que, en el asunto de Birmex, no habrá impunidad.
El tema de salud daría para mucha discusión: solo los medicamentos para niños, la farmacia de Huehuetoca, la desaparición del Seguro Popular, los muertos por Covid... ¡En fin! Cuando se hace un recuento de los temas que duelen a las sociedades, parece necesario que se den explicaciones.
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Creo que, en algún momento, alguien tendrá que explicar los números de la pandemia. Tendrá que informarle a la sociedad sobre la falta de insumos en hospitales, la vacuna Patria y aquella declaración de: “60 mil muertes sería muy catastrófico”, palabras del Dr. Gatell, responsable de enfrentar la pandemia. Eso lo declaró en agosto de 2020. Ya en mayo de ese año había dicho que podrían ser seis mil los muertos.
¿Por cuánto le gusta que multipliquemos los 60 mil? ¿Por tres? ¿180 mil? No. ¿Por cuatro? Tampoco. Las cifras hoy mismo son variadas, dependen de a quién se consulte para ello. ¿Le parece que saquemos una media? Esa sería una cifra de medio millón de personas muertas. ¿Bastará ese número para que se dé una explicación?
Creo que la forma en que se ha conducido la presidenta permite confiar en que, en algún momento, alguien tendrá que dar respuesta a las anteriores interrogantes. Más temprano que tarde.