La gobernadora de Morelos, Margarita González Saravia, es la gran perdedora de la brusca destitución de Uriel Carmona Gándara como titular de la Fiscalía General de Justicia del estado.
Si la mandataria morelense cuenta con un equipo de asesores políticos y de comunicación social, lo que debe hacer de inmediato es echarlos a la calle, ya que no cuidaron ni dimensionaron, en ningún momento, el impacto que tendrá en su administración tal destitución, ya que está en marcha el proceso de desafuero, solicitado por el ahora exfiscal, contra el ex gobernador y ahora diputado, Cuauhtémoc Blanco Bravo.
El delito, no es poca cosa, es grave, es por ser presunto responsable de un intento de violación, nada menos que a su media hermana.
Si bien los mexicanos y, en este caso los morelenses, no tenían en su momento un tema de discusión diario de Margarita González Saravia, a escasos meses de asumir el poder, ahora cuentan con uno, y este se refiere al de una mujer gobernante que salió a la defensa de un hombre, quien aprovechando su poder político y económico trató de violentar a su media hermana, en la Casa de Gobierno, en donde ahora la mandataria despacha.
En el dominio público, hasta ahora, nadie conoce alguna política de gobierno efectiva de la gobernadora morelense, por lo menos hasta la semana pasada, cuando despertó la irritación social de millones de mexicanos, que ven en la destitución de Uriel Carmona Gándara, la mejor forma de salir en defensa de Cuauhtémoc Blanco Bravo.
Esto a pesar de que salga una y otra vez a los medios de comunicación a declarar que no es así, y que una cosa no tiene nada que ver con la otra, pero, como bien dijo en su momento su líder moral, Andrés Manuel López Obrador, que en las decisiones de gobierno, un servidor público lo primero que debe de cuidar son las formas y las consecuencias de cada una de ellas y de sus actos.
Esto no fue cuidado por la gobernadora Margarita González Saravia y su equipo de asesores, que pensaron con el hígado y tomaron con el mismo, una decisión que marcará por completo a la administración de la morenista; en otras palabras le “pegó al gordo de lotería”, pero al revés, de la institución que le tocó dirigir antes de buscar la gubernatura de esta convulsionada entidad.
En primera instancia, porque la remoción del fiscal fue una clara venganza a la solicitud de desafuero que hizo horas antes, Uriel Carmona contra el ex futbolista y porque todavía no tomaba posesión Edgar Maldonado Ceballos como nuevo fiscal de Morelos, y ya tenía sobre sus hombros la indignación social por tener un gobierno que lejos de proteger a las mujeres, las victimiza y no solo eso, sino que también lanza un manto protector hacia sus depredadores.
Ahora Maldonado Ceballos tendrá un duro camino, ya que de no conseguir que Cuauhtémoc Blanco Bravo vaya a la cárcel por la presunta violación y otros delitos que él mismo denunció cuando era Consejero Jurídico del Estado, entonces estará en entre dicho su nombramiento.
Mientras que a la gobernadora Margarita González Saravia este asunto es un estigma que la perseguirá durante todo su gobierno y será la marca de la casa, como actualmente ocurre con el gobernador de Tamaulipas, Américo Villareal Anaya, a quien los presuntos vínculos con el narcotráfico no los dejan ni un solo día de gobierno.
Lo mismo ocurrirá con la mandataria de Morelos, quien a poco más de cuatro meses de su administración de lo único que se habla es de la corruptelas y excesos que cometió su antecesor, Cuauhtémoc Blanco Bravo y la impunidad con que se sigue manejando.
Lo que significa en los hechos, es que, durante todo este tiempo, González Saravia y su equipo no han logrado hilar alguna idea o proyecto de gobierno del cual la sociedad morelense discuta en el colectivo social de que está haciendo bien las cosas como titular del Poder Ejecutivo de Morelos y por el contrario prevalece la situación de violencia e inseguridad y en otras áreas de su gobierno, como Movilidad y Transporte, hay un caos al punto que en pleno febrero, no haya tarjetas de circulación o placas por la corrupción en su administración, ya no digamos el de Cuauhtémoc Blanco.
¿De casualidad usted recuerda alguna acción importante de gobierno de la gobernadora Margarita González Saravia?, es pregunta no afirmación.
En Cortito: Nos cuentan que en donde si están haciendo bien las cosas, es en la presidencia municipal de Cuernavaca a cargo de José Luis Urióstegui Salgado. La razón es que el alcalde siempre mantiene un perfil serio y profesional, metido de lleno en las prioridades que necesitan los ciudadanos de la capital morelense.
Tan es así que hace unos días, el presidente municipal anunció una inversión de 70 millones de pesos para realizar trabajo de obra hídrica para resolver problemas de agua potable que es una demanda urgente de los ciudadanos.
La administración de José Luis Urióstegui Salgado también está construyendo cinco tanques elevados y cambiando diez kilómetros de tubería de agua potable, esto muy independiente de otra obra más por 50 millones de pesos en la Ciudad de la Eterna Primavera.
Entre los ciudadanos de Cuernavaca, existe un buen ánimo y aceptación por el alcalde, a quien califican como un hombre sensato, inteligente y cercano a la gente, que le da un respeto completo por su estilo de gobierno.