El otro muro de Trump con México: Los aranceles

26 de Abril de 2025

Pablo Reinah
Pablo Reinah
Periodista con 28 años de experiencia en televisión, radio y medios impresos. Ganador del Premio Nacional de Periodismo 2001, ha trabajado en Televisa, Grupo Imagen y actualmente conduce el noticiero meridiano en UNOTV. Ha colaborado en medios como Más por Más, Excélsior y Newsweek. Es autor del libro El Caso Florence Cassez, mi testimonio y asesor en medios de comunicación.

El otro muro de Trump con México: Los aranceles

Pablo Reinah columnista

Imagine que, de un día a otro, despierta y descubre que la cerveza que toma, el auto que maneja, las autopartes que lo mantienen y hasta las latas de los productos que consume tienen un arancel del 25 por ciento. Esto ya pasó. Este incremento golpea el comercio entre México y Estados Unidos. No es ficción, sino una realidad que arrancó el 2 de abril de 2025, cuando Estados Unidos impuso aranceles recíprocos a productos fuera del T-MEC. Aunque, por ahora, porque Trump siempre puede empeorar las cosas, el tratado protege gran parte de nuestro intercambio, estos bienes ahora cargan un costo que podría cambiarlo todo.

Hablando de números. En 2024, México exportó más de 505 mil millones de dólares a Estados Unidos, según la Secretaría de Economía. El 85% está blindado por el T-MEC, pero el 15% restante, unos 75 mil millones, no. Estos aranceles no son al azar. La cerveza mexicana, preferida por el mercado estadounidense, pierde ventaja si sube de precio. Las latas de aluminio, esenciales para bebidas, encarecen la cadena. Los autos nuevos, con exportaciones vitales para estados como Puebla o Coahuila, también se ven afectados. Aunque el T-MEC exenta a muchos productos, cualquier pieza o vehículo que no cumpla al 100% con las normas del tratado resiente el golpe.

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El trasfondo es político y económico. Donald Trump, desde su regreso en 2025, busca “nivelar la cancha”. Argumenta que, si otros países cobran aranceles, Estados Unidos debe responder. México no impone tarifas a su vecino gracias al T-MEC, pero eso no evita que bienes como cerveza, latas, autos y autopartes fuera del tratado sean castigados. Es un mensaje claro: presión comercial ligada a la migración y el fentanilo. El impacto ya se nota: cerveceras del país ajustan costos, mientras proveedores de autopartes hechas en México, buscan cómo no perder mercado.

Claudia Sheinbaum ha elegido negociar, no pelear. Su plan es aumentar el contenido regional para incluir más productos en el T-MEC y evitar aranceles. En 2024, solo el 48% de lo exportado cumplía ese requisito. Subirlo exige inversión y tiempo, algo que las PYMES, que producen desde latas hasta piezas, no siempre tienen. La industria automotriz, que emplea a 1.9 millones de personas según la AMIA, está en estado de coma porque un auto más caro en Estados Unidos pone el empleo en riesgo aquí.

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La cerveza, las latas, los autos y las autopartes no son el único problema. Hoy son un 25% de aranceles a estos productos; no dejemos de ver que todo lo relacionado con estos generará incrementos, y mañana podrían ser más productos con aranceles. México debe diversificarse, mirar a Asia o Europa, y preguntarse: ¿hasta dónde ceder para no perder? La situación exige actuar con estrategia, no solo reaccionar. El muro no es de concreto, pero sus efectos se sienten igual. ¿Estamos listos para saltarlo?

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