La industria de la moda es un sector en constante cambio, que se adapta a las corrientes culturales sumamente cambiantes hoy en día; esta industria abarca la fabricación, distribución, promoción y venta de ropa y accesorios. Es una industria de suma importancia para los mexicanos, de tal forma que suelen registrar sus marcas para ropa y calzado, así como accesorios tales como sombreros, bolsas, cinturones, joyería e incluso perfumes y cosméticos.
Por mencionar algunas estadísticas, actualmente existe un total de 168,545 marcas registradas para los productos antes mencionados; 102,223 han sido registradas por personas físicas y morales mexicanas; 74 mil 855 han sido protegidas para vestuario y calzado y de estas 51 mil 658 corresponden a personas físicas y morales mexicanas, ocupando el primer lugar respecto a este tipo de registros.
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Lo anterior, muestra el impulso del sector textilero a proteger sus marcas a fin de ver protegido su patrimonio y evitar el uso no autorizado de sus signos, aunque aún faltan muchos por protegerse.
Por ejemplo, el fenómeno de la piratería y la falsificación es especialmente prevalente en la industria textil. Las marcas sufren pérdidas económicas significativas debido a productos falsificados que engañan a los consumidores.
Por otro lado, a medida que la industria textil avanza, emergen nuevas tendencias que también impactan la propiedad industrial como la creciente preocupación por el medio ambiente que ha llevado al desarrollo de prácticas de producción sostenibles. La innovación en materiales eco-amigables puede dar lugar a nuevos productos que requieren protección o el auge de la moda digital y las aplicaciones de realidad aumentada están transformando la forma en la que los consumidores interactúan con los textiles. Las empresas están explorando nuevas formas de proteger sus activos digitales.
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La intersección entre la industria textil y la propiedad industrial es fundamental para el desarrollo y la sostenibilidad del sector. A medida que el mercado global evoluciona con tecnología, sostenibilidad y cambios en los comportamientos de consumo, la protección de los derechos de propiedad industrial se vuelve cada vez más crítica.
Las empresas deben adoptar un enfoque más proactivo en la gestión de sus activos intangibles, asegurando que puedan competir de manera justa y continuar innovando en un entorno desafiante.
