He insistido mucho en los diferentes espacios informativos donde tengo la suerte de colaborar, con algo que yo interpreto como EL HUMOR SOCIAL. Continuamente la realidad, esa implacable circunstancia, nos muestra con más frecuencia de lo que quiéranos, que nuestro humor social ha cambiado.
Hace apenas unas semanas di una nota en la que se incluía a nuestra nación, en el TOP TEN de los países más felices de la tierra. No se como habrán sacado esa información, o con qué metodología hayan realizado el estudio. Valdría la pena saberlo. De pronto los resultados de los ejercicios demoscópicos, son muy inexactos. Creo sin embargo, que el Mexicano -de suyo- es optimista y echado para delante. Nuestros nacionales son generosos y espléndidos anfitriones.
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Entrar en temas más profundos como definir el estado de felicidad, aparte de ser muy complejo, tengo para mi, que atraviesa por percepciones muy particulares y personales. Sin embargo, no puedo dejar de pensar que en este momento, existen muchos mexicanos enojados. Ejemplos le puedo poner muchos. Baste un botón de muestra, para comprender lo anterior.
En días pasados, di una información, que involucraba a una mujer de la tercera edad.. La mujer en cuestión, habría tratado de resolver un conflicto por la propiedad de un predio…a balazos! Las imágenes mostraban a Doña Carlota, sacando de entre sus ropas, una pistola escuadra, igual que un hombre que le acompañaba. En un par de segundos, un adulto y su hijo menor de edad, se encontraban heridos de muerte, en la entrada de la propiedad reclamada. La autoridad detuvo a las pocas horas a Doña Carlota. Lo que vaya a suceder en términos jurídicos con esta persona de 65 años , será otra historia. Lo que hoy preocupa, es la facilidad con que alguien puede disponer de la vida de otro. Vengo de otra generación, donde estas cosas no sucedían. No cuando menos con esta frecuencia.
Al leer esto, no puedo dejar de recordar, que estas mismas reflexiones, las hacía mi madre. Y al hacerlas, llegaba generalmente a una conclusión. “Se vivía mejor antes. Valdría la pena que se envasaran los recuerdos, para que al abrirlos, el aroma te llevara a otros tiempos”.
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Hoy, lo he dicho en otras ocasiones, da temor salir a la calle, da miedo llegar a tener algún incidente de tránsito, cambiar miradas con alguien, y que lo interpreten como un acto hostil. Cuando hablo del humor social violento, hablo de eso. Lo peor de esto, es que cuando compartes esta preocupación, la gente te da cualquier cantidad de razones para estar en esa posición.
¿Que nos queda? Pienso que somos más los que queremos vivir en paz, recuperar nuestra seguridad, y el disfrute social. Y eso atraviesa por poder salir, caminar, pasear por donde queramos, sin el temor a no regresar a nuestras casas. Eso nos lo deben las autoridades. No permitamos que estos recuerdos personales de un periodista, se conviertan en aquello de que “todo tiempo pasado, fue mejor”.