Las acciones alcanzaron máximos históricos, el dólar se fortaleció a su punto máximo en años y los rendimientos de los bonos gubernamentales se dispararon el miércoles tras la victoria decisiva del presidente electo Donald Trump.
Por un lado, esta reacción es común después de unas elecciones presidenciales, con una oleada de actividad a medida que se aclara el resultado de la votación, poniendo fin a meses de incertidumbre. Sin embargo, analistas e inversores señalaron que la reacción parecía más que solo alivio, con los operadores preparándose para un aumento del gasto público, una regulación más ligera, mayores déficits y un crecimiento acelerado bajo un gobierno de Trump y el control republicano (al menos parcial) del Congreso.
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“Lo que estamos viendo es una reacción visceral a un resultado sorprendente, tomando en cuenta lo reñidas que estaban las encuestas”, explicó Kristina Hooper, estratega jefe de mercados globales de Invesco. “Los mercados están reaccionando positivamente a una victoria decisiva”.
Los mercados bursátiles de EE. UU. habían subido de forma constante durante la noche mientras los votos eran contados, y se dispararon al alza en la apertura de las operaciones del miércoles. El índice S&P 500 subió un 2.5 por ciento, al igual que el Nasdaq Composite, de gran peso tecnológico. El Dow subió un 3.6 por ciento. El Russell 2000, que sigue a empresas más pequeñas consideradas más sensibles al destino de la economía, subió casi un 5 por ciento, su mayor alza en un día en aproximadamente un año.
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Los resultados electorales suelen influir en las expectativas del mercado sobre políticas fiscales y económicas futuras. Dependiendo de qué partido gane, los inversores pueden anticipar cambios en impuestos, regulaciones y en el gasto público, factores que tienen implicaciones directas para el crecimiento económico y la rentabilidad corporativa.
Así, el comportamiento de los inversores en el día siguiente a las elecciones suele reflejar un ajuste rápido en estas expectativas, y esta inercia tiende a continuar durante las semanas siguientes mientras el mercado digiere las implicaciones a largo plazo.
El gráfico muestra años en los que la reacción del mercado fue particularmente fuerte y duradera. Por ejemplo, en las elecciones de 2008, en medio de la crisis financiera, el S&P 500 reaccionó con una fuerte caída el día después de la elección de Barack Obama, y esta dirección negativa continuó en las dos semanas siguientes, reflejando la profunda incertidumbre económica del momento.
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Otro ejemplo es la recuperación del mercado después de la Covid-19. Tras la victoria del demócrata Biden, la bolsa continuó su tendencia alcista también en las dos semanas posteriores a la celebración de los comicios.
Aunque el patrón es notablemente consistente, también existen excepciones, como la vivida en el año 1992 o en el 1972, por ejemplo. Desde 1928, aproximadamente un 21% de las elecciones han visto al mercado cambiar de dirección en las dos semanas siguientes al día posterior a la votación.