En los primeros días del año, el tema del precio de las gasolinas se llevó los reflectores debido a la actualización de las cuotas del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) para 2025. Este ajuste modificó las cuotas para los combustibles automotrices: la gasolina de menos de 91 octanos (Magna) aumentó de 6.17 a 6.45 pesos por litro; la de 91 octanos o más (Premium) de 5.21 a 5.45 pesos por litro; y el diésel de 6.78 a 7.09 pesos por litro, lo que representó un incremento general del 4.5%.
Es importante señalar que el IEPS es solo uno de varios componentes que determinan el precio final de la gasolina, y que este se ajusta anualmente conforme a la ley correspondiente. Frente a este panorama, surge una pregunta inevitable: ¿subirán los precios en 2025?
La respuesta es variada. Si bien un aumento en el IEPS generalmente resultaría en precios más altos al consumidor, no podemos ignorar el estímulo fiscal semanal, un tipo de subsidio que reduce la cuota efectiva a pagar a los consumidores. Por ejemplo, durante la segunda semana de enero del presente año, el estímulo fiscal implicó una cuota de 5.52 pesos por litro, en gasolina Magna, es decir, 14.4% menos que lo recientemente actualizado. Por lo que, no necesariamente podría suceder un incremento de las gasolinas.
Este mecanismo de ajuste genera otra interrogante: ¿sería posible eliminar el IEPS para reducir el precio de las gasolinas? Desde una perspectiva política, la mayoría actual en el Congreso podría hacerlo factible. Sin embargo, las repercusiones tendrían un efecto para el medio ambiente (ya que no se penalizarían las externalidades negativas generada por estos) como para las finanzas públicas, reduciendo los ingresos que representaron el 3.3% del total nacional en 2023.
Además, en un contexto donde la renta petrolera (recursos obtenidos de la diferencia entre el precio del petróleo y su costo de extracción) continúa su tendencia decreciente, el IEPS a las gasolinas se perfila como un ingreso fiscal más importante que la propia renta petrolera. Como ejemplo, se tiene previsto, para 2024 que los ingresos por IEPS a gasolinas sean superiores a la renta petrolera por 178 mil millones de pesos. Y para 2025, por 193 mil millones de pesos.
Ante los ineludibles compromisos de gasto, la idea de prescindir del IEPS parece poco viable, a menos que se acompañe de una reforma estructural que no solo sustituya estos ingresos, sino que también los aumente. Como sociedad, debemos reflexionar sobre la sostenibilidad de nuestras políticas fiscales y energéticas en un entorno económico y ecológico cada vez más complejo.