El desarrollo de proyectos de infraestructura estratégica: ABC para su entendimiento y el caso de Puerto Progreso

19 de Febrero de 2025

Víctor J. López
Víctor J. López
Abogado internacional mexicano, socio fundador de Sánchez-Labrador & López Martínez S.C. (SLLM) y actualmente Representante del Gobierno del Estado de Yucatán en la Ciudad de México. La firma es reconocida en América Latina por su enfoque en innovación, inversión extranjera y emprendimiento. Con una amplia trayectoria en el sector público y privado,Es miembro de la Barra Internacional de Abogados, miembro de la junta directiva de la Asociación de Abogados México-Estados Unidos y del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales.

El desarrollo de proyectos de infraestructura estratégica: ABC para su entendimiento y el caso de Puerto Progreso

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El desarrollo económico de una nación está intrínsecamente ligado a su infraestructura. Las grandes potencias han construido su crecimiento sobre redes eficientes de puertos, ferrocarriles y carreteras que permiten la movilidad de bienes y personas con rapidez y a bajo costo. En América, estamos entrando en una nueva etapa de inversión portuaria impulsada por la reconfiguración de las cadenas de suministro globales y la necesidad de fortalecer la logística regional. México ha entendido bien este momento histórico y ha decidido actuar con una estrategia clara: modernizar y expandir seis puertos estratégicos, entre ellos, el Puerto de Altura de Progreso en Yucatán.

Sin embargo, Progreso no es un puerto más en este plan nacional. Su ubicación en la península de Yucatán lo convierte en el único puerto de gran calado con acceso directo al Golfo de México en el sureste del país, una zona con un rezago histórico en infraestructura portuaria. Mientras que otras regiones de México cuentan con puertos de gran capacidad como Veracruz, Altamira, Manzanillo o Lázaro Cárdenas, el sur y el sureste han carecido de una infraestructura de este nivel, lo que ha limitado su desarrollo industrial y logístico.

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Además, en el contexto de América Latina y el Caribe, tampoco existe un puerto con estas características en la región comprendida entre México y Centroamérica. Esto convierte a Progreso en una oportunidad única: es el nodo logístico natural para conectar a México con los mercados del Caribe, Estados Unidos y Europa, ofreciendo tiempos de traslado más competitivos y costos logísticos más eficientes que los puertos tradicionales del país.

Para entender la importancia de este tipo de proyectos, es clave desglosarlos en tres fases fundamentales:

A. Planeación y Diseño: Pensando a Largo Plazo

Los grandes proyectos de infraestructura no surgen de la noche a la mañana. Su éxito depende de una planificación meticulosa que contemple estudios de viabilidad, impacto ambiental, proyecciones de demanda y estructuración financiera. En esta fase se define si un puerto será simplemente un punto de descarga o si se convertirá en un verdadero hub logístico que transforme la dinámica comercial de una región.

B. Construcción y Ejecución: La Prueba de Fuego

La construcción de un puerto de altura implica desafíos técnicos significativos. En el caso de Progreso, el dragado del canal de navegación es una de las primeras y más críticas tareas, ya que permite que los barcos de mayor calado puedan acceder sin restricciones. Además, se están desarrollando 80 hectáreas adicionales para convertirlo en un complejo logístico que no solo reciba carga, sino que también pueda manejar procesos de valor agregado, almacenamiento y distribución con eficiencia global.

La expansión del puerto de Progreso se proyecta como un modelo de “estado del arte” en la ejecución de proyectos de infraestructura en México. Su velocidad de planeación y en su momento de construcción responde a una estrategia de coordinación efectiva entre los distintos niveles de gobierno y el sector privado, asegurando que las inversiones públicas sienten las bases para el desarrollo logístico y la atracción de capital privado en el futuro.

En enero de 2025, inició el dragado de mantenimiento, marcando el arranque oficial de la expansión. La rapidez en su implementación responde a la coordinación entre el gobierno estatal, liderado por Joaquín Díaz Mena, y el gobierno federal, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum. Ambos niveles de gobierno han logrado concretar acuerdos y destrabar procesos administrativos con una eficiencia pocas veces vista en el país.

C. Operación y Mantenimiento: La Verdadera Rentabilidad

Construir un puerto es solo el inicio. La verdadera rentabilidad y éxito de un proyecto portuario radica en su operación eficiente, en el mantenimiento de sus instalaciones y en su capacidad de atraer clientes e inversión privada de manera sostenida.

El caso de Progreso se ha convertido en un modelo icónico no solo por la magnitud y velocidad de su desarrollo, sino por la apertura y transparencia con la que se ha manejado. Desde el anuncio del proyecto, la administración estatal y federal han mantenido un diálogo continuo con los principales actores económicos de la región. Cámaras empresariales, asociaciones industriales y representantes del sector portuario han participado en un esquema de consulta abierto, donde se han escuchado todas las voces y se ha diseñado un plan estratégico que cumple con los requisitos legales para atraer a las empresas en un entorno de certeza y estabilidad.

Esta metodología, basada en las mejores prácticas internacionales, ha permitido que el Puerto de Progreso no solo se construya con la infraestructura necesaria, sino que también se diseñe un entorno regulatorio y comercial adecuado para su funcionamiento óptimo. A diferencia de otros proyectos portuarios que han enfrentado resistencias o incertidumbre en su fase de operación, en Progreso se ha logrado generar confianza desde el inicio, lo que ha sido ampliamente reconocido por los líderes empresariales del estado.

Otro aspecto clave que posiciona a Progreso como un caso de estudio en la ejecución de infraestructura es la coordinación sin precedentes entre el gobierno federal y estatal en la atracción de inversión privada. Mientras que en otros desarrollos portuarios se han visto esfuerzos aislados o incluso conflictos de competencia entre niveles de gobierno, en este caso se ha trabajado con una alineación clara de objetivos.

El gobierno federal, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, ha apostado por consolidar una red de puertos estratégicos para fortalecer la capacidad logística del país, mientras que el gobierno estatal de Joaquín Díaz Mena ha puesto especial énfasis en atraer inversión específica para potenciar la vocación industrial y comercial de Yucatán. Esta sinergia ha permitido diseñar un esquema de comercialización ágil y estructurado, en el que se han alineado incentivos, normativas y procesos administrativos para facilitar la llegada de capital privado en los tiempos adecuados.

La operación de Progreso, por lo tanto, no será solo la apertura de un puerto, sino la consolidación de un modelo de infraestructura en el que cada fase ha sido pensada estratégicamente para asegurar su éxito a largo plazo.

Infraestructura Pública Primero, Inversión Privada Después

El modelo de desarrollo de Progreso sigue una lógica clara: primero se invierte en infraestructura pública, más de 8 mil millones de pesos, en un hecho sin precedentes para Yucatán, para hacer viable la llegada de capital privado. Este enfoque es clave para generar confianza en los inversionistas, quienes buscan certeza y condiciones óptimas antes de comprometer su capital en proyectos a largo plazo.

En otras partes del mundo, se ha intentado forzar la inversión privada sin antes garantizar infraestructura adecuada, resultando en proyectos inconclusos o poco rentables. Progreso, en cambio, está enviando un mensaje contundente: primero se sientan las bases con inversión pública, y después se abre la puerta a un crecimiento exponencial con la llegada de empresas que verán en Yucatán un destino logístico competitivo a nivel global.

Conclusión: La Infraestructura como Pilar del Desarrollo

El caso de Progreso en el marco de la era del “Renacimiento Maya”que encabeza el Gobernador Joaquín Díaz Mena demuestra que cuando hay visión y estrategia, los grandes proyectos de infraestructura pueden desarrollarse con eficiencia y resultados tangibles. La modernización del puerto no solo fortalecerá la posición de Yucatán en el comercio internacional, sino que servirá como un modelo de cómo México puede atraer inversión, generar empleo y consolidarse como un jugador clave en la reconfiguración de las cadenas de suministro globales.

La clave está en entender que la infraestructura no es un gasto, sino una inversión de largo plazo. Y cuando se hace bien, los beneficios se multiplican en desarrollo, crecimiento económico y oportunidades para todas y todos. Con un propósito educativo, dedicamos este ABC a quienes aún carecen de visión a largo plazo, experiencia o un compromiso genuino con el bienestar del pueblo—o quizá de todo ello a la vez—con la confianza de que el conocimiento y la reflexión siempre abren la puerta a un mejor futuro.