Un grupo de seguidores de Satanás erigió un altar con la figura del maligno en los límites de las alcaldías de Iztapalapa e Iztacalco en la CDMX la semana pasada, el cual de inmediato fue retirado por las autoridades locales argumentando que estorbaba a la vialidad, y aclarando que, de manera institucional, “respetamos toda religión y creencia”.
Para desmantelar el altar fue necesaria la presencia de personal de la Secretaría de Seguridad Pública, y es que quienes lo instalaron están identificados con el crimen organizado; horas antes, se llevó a cabo un festejo con música de banda, arreglos florales y algunas botellas de vino para inaugurar lo que sería un centro de culto en plena vía pública con un costo aproximado de 25 mil pesos, según los edificadores.
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Dentro de una cápsula de cristal de casi 2 metros de alto estaban las esculturas de un demonio y de la Santa Muerte, mismas que se han encontrado en altares similares cuando la policía descubre sitios de reunión donde operan bandas delincuenciales, casas de seguridad o laboratorios para elaborar clandestinamente estupefacientes.
Dicen las autoridades de la alcaldía -al mando de la morenista María de Lourdes Paz Reyes, quien se asume como cristiana- que la demolición se debió a la queja de vecinos, aunque otros se quejan de que no es pareja la ley pues altares que están dedicados a otras deidades (como la Guadalupana, San Judas Tadeo y otros) no corren la misma suerte, sino que hasta los dividendos que arrojan estos nichos sirve para darles mantenimiento, de lo que se ocupan los mismos trabajadores de la alcaldía.
Autoridades de Gobernación han negado el registro de lo que sería una iglesia dedicada al culto de la Santa Muerte por no contar con los requisitos que exige la ley. Entre ellos, el cómo ese credo y sus ministros se harán de recursos para autosostener sus actividades, mientras que la Secretaría de Hacienda piensa que los dineros no serían de procedencia ilícita y es por ello que sus trámites encuentran un dique en el tema financiero.
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El culto satánico, al menos en la CDMX, todavía no tiene los suficientes fieles como para ganar la aprobación social. Son varios los obstáculos que todavía encuentra: la moralidad ciudadana, el vínculo que tienen la mayoría de sus seguidores con actividades ilícitas, los escrúpulos de otros credos cristianos que se practican… sin embargo, de que hay seguidores en muchas partes de manera clandestina los hay, y no son pocos, sobre todo en los ambientes artístico, político y profesional, contrario a lo que se podría suponer.
PALABRA DE HONOR: Grupos de líderes y pastores evangélicos comienzan el año con la intención de conformar un nuevo partido político, o al menos engrosar los que se están inventando. Las organizaciones Justicia y Paz, Partido Republicano Colosista, Renacimiento Mexicano, Frente Cívico Nacional, entre otros, buscan gremios religiosos para maicearlos. Aparte, Hugo Eric Flores, dueño de lo que fuera el Partido Encuentro Solidario (PES), ya dijo que buscará nuevamente le otorguen el registro para seguir usufructuando la veta religiosa con su particular ideología política.
