Entre las diversas organizaciones no gubernamentales dedicadas al estudio de la pobreza y la desigualdad a escala mundial se encuentra el World Inequality Lab (WIL), que tiene sedes en Francia y los Estados Unidos.
Sus principales dirigentes provienen de la Universidad de París y la Universidad de Berkeley, California, y en ella laboran 40 investigadores apoyados por cerca de 200 académicos distribuidos por todo el mundo, y su financiamiento es por medio de organismos gubernamentales, fundaciones de empresas privadas e instituciones de educación superior.
El objetivo principal del WIL, según sus documentos oficiales, es investigar la desigualdad y desarrollar políticas públicas que promuevan un entorno social, económico y ambiental más justo. Con esa finalidad, publican diversos informes, entre ellos el World Inequality Database (WID), que recientemente presentó dos estudios importantes sobre la situación global de la desigualdad. Tras más de 10 años de investigación, han recopilado datos de 216 países, algunos con registros históricos desde 1820.
TE PUEDE INTERESAR: Tiempos oscuros
Uno de ellos, el titulado 10 hechos de la desigualdad global 2024, destaca datos relevantes para comprender la posición nuestro país en este tema. Una de las primeras conclusiones es que, aunque la riqueza ha aumentado en varias regiones, la brecha entre los países más ricos y los más pobres también se ha ampliado. Por ejemplo, el ingreso per cápita mensual en Norteamérica (Estados Unidos y Canadá) y Oceanía es de tres mil 530 euros; en África Subsahariana es de 240 euros; mientras que en América Latina alcanza los 960 euros.
En cuanto a la distribución del ingreso, el estudio revela que la desigualdad sigue siendo alta en todos los países del mundo. En la mayoría de las regiones, excepto en Europa, el 10% más rico de la población concentra más del 50% del ingreso total. Nuestra región, como ya sabemos, es la más desigual del mundo, superando incluso a África Subsahariana. En México, el 10% más pobre no alcanza el 10% del ingreso nacional, mientras que el 10% más rico concentra más del 60%.
SIGUE LEYENDO: Cuando corresponda
El informe también aborda las diferencias entre medir las economías nacionales según la paridad del poder adquisitivo (PPP, por sus siglas en inglés) o las tasas de cambio del mercado (MER). Con la primera medida, China es la economía más grande del mundo; con la segunda, lo es Estados Unidos. No obstante, los países BRICS incluyen cuatro de las diez mayores economías en ambas clasificaciones: China, India, Rusia y Brasil.
Otro hallazgo importante señala que las transferencias monetarias han contribuido a reducir la desigualdad en América Latina. Sin embargo, Brasil, Chile, Perú, Colombia y México siguen figurando entre los países más desiguales. En México, a pesar de las transferencias, el nivel de desigualdad antes de impuestos es el más alto de la región.
El estudio destaca que los países con sistemas fiscales más avanzados logran una mayor reducción de la desigualdad. Entre ellos, Brasil, Chile y Uruguay muestran progresos en la redistribución del ingreso.
TE PUEDE INTERESAR: Cada día más cerca
Según el estudio, en México de 1825 a 1975 el 10% de la población más pobre percibía el 12% del ingreso nacional mientras que, en el mismo registro de años, el más rico percibía alrededor del 55% y, lo que más sorprende es que a partir de 1975 el 10% más pobre cae por abajo del 10% del total del ingreso, mientras que el 10% más rico aumenta su participación por arriba del 60% del ingreso.
Lo que podemos concluir de estos análisis, que contienen información dura y fehaciente, es que el camino para reducir la desigualdad en el mundo y más en nuestro país, sin la menor duda, pasa por la necesidad de efectuar una reforma fiscal profunda y urgente. Las transferencias no lo van a lograr por sí solas.