La Fundación Friedrich Naumann es una organización alemana que tiene su origen en los valores del liberalismo clásico, es decir el individuo, la libertad, los mercados abiertos y el Estado de Derecho. Desde esa perspectiva, es fácil entender que como institución ha sido defensora desde que se constituyó hasta la actualidad.
Este año nuestro recién develado tema global es defender la democracia (Up for Democracy a nivel global). Muchas veces hemos escuchado que el mundo está en riesgo, aquí estamos después de momentos muy complejos como la pandemia por el Covid-19.
Sin embargo, desde el 2016, los índices democráticos en el mundo como el Democracy Index de The Economist Intelligence Unit nos dicen que la democracia tiene una tendencia hacia la baja. El cambio climático, los cambios tecnológicos, los movimientos migratorios a nivel global. todos los “cambios” han permitido que gobiernos abiertamente populistas minen la confianza en la democracia de distintas formas.
Quienes llegan al poder, como lo hizo Hugo Chávez, que a la postre nos ha dado el desastre que es hoy el Estado venezolano, Modi en India, Giorgia Meloni en Italia, Vikor Orban en Hungría, lo hacen por las vías democráticas. Lo han hecho en franca competencia para llegar a las más altas posiciones de poder y desde adentro echar abajo el andamiaje democrático, la pregunta es ¿cuáles son las señales de alerta?
Esta forma de gobierno populista tiende a ganar con coaliciones de personajes leales que cambian unilateralmente las instituciones más importantes para la democracia liberal, centralizando el poder, minando el sistema de pesos y contrapesos, atacan frontalmente la la prensa y con ello la libertad de expresión con el objetivo de hacerse dueños de la verdad.
La idea a partir de este punto es imponer una narrativa que permita al populista, ejercer el poder sin que nadie pueda oponerse en cuanto qué es lo que pasa en el mundo y cómo es la realidad. De esa manera, quienes ostentan el poder crean nuevos enemigos, culpan a empresas, personas o gobiernos nacionales o extranjeros de intentar minar la soberanía nacional.
Una vez que han concentrado suficiente poder cambian los regímenes de democracias liberales a lo que algunos como el mismo Orban ha llamado una democracia iliberal. No obstante, este término es un tanto raro, pues no pueden existir democracias que no sean liberales, si bien, existen regímenes híbridos, estos no se pueden considerar democracias como tal.
Ante este tipo de fenómenos que se dan en todo el mundo este año la Fundación Friedrich Nauman en sus oficinas en más de 60 países tiene como tema anual Defender la democracia.
Defender la democracia no es solo una tarea de las instituciones políticas, sino de todos aquellos que valoramos la libertad, la pluralidad y el respeto a los derechos humanos. Es un esfuerzo colectivo que demanda vigilancia constante y acción decidida frente a los intentos de erosionar sus pilares. Hoy más que nunca, es crucial fortalecer la educación cívica y el acceso a la información, para que las sociedades puedan identificar las señales de advertencia antes de que sea demasiado tarde.
En este sentido, el compromiso de la Fundación Friedrich Naumann con la defensa de la democracia es también una invitación a la acción. No se trata solo de diagnosticar los problemas, sino de generar soluciones concretas que permitan enfrentar las amenazas. Porque, al final, defender la democracia es defender nuestra propia libertad y dignidad.
