En estos días a razón del cambio de gobierno en otro país, Estados Unidos, estamos mostrando fragilidad y un peligroso uso de conceptos. Las ideas de crear y creer en un país justo no se originan a razón de los ataques de un extranjero sino al cumplimiento de las obligaciones de nuestros gobiernos. Tener un pueblo ignorante, mal informado, enfermo, violento y sin niveles óptimos de educación es el reflejo del mal manejo de las políticas públicas.
Por ello hablar de soberanía es injusto y maniqueo. Una sociedad será soberana cuando tenga fortalecidos sus derechos y garantías, cuando no sea necesario ofrecerles dádivas, limosnas, para convencerlos de bondades que no existen. La independencia y la soberanía se ganan, se crecen, se urgen cuando la nación no tenga que expulsar a los suyos porque sobreviven en abandonado y miseria. La independencia no es levantarse en armas contra otros pueblos, es salir a nuestra tierra sin el temor a ser masacrados por un sicario o ver a nuestros hijos depender de las drogas y premiarlos con dinero fácil con programas asistencialistas.
Ser soberanos es vivir en democracia, ser independientes es contar con un Estado de Derecho. Decir que se tratará con “humanidad” a los deportados es insultante o que habría otra forma de socorrerlos? Pero ellos regresan doblemente humillados, primero por expulsarlos de la patria, segundo por regresar igual de pobres para meterlos en hangares improvisados. A eso le llaman “humanidad” cuando no gozarán de benéfico alguno porque la misma población residente no les tiene, no convive con servicios básicos como seguridad y medicamentos. Muchos de los ilegales que hemos recibido con “Fronteras abiertas” no Llegan a trabajar y a agradecer, no solicitan, exigen atención, demandan servicios.
En muchas poblaciones mexicanas la tensión es creciente porque se reciben a miles que se apoderan de las calles para la vendimia de mercancía ilegal, se roban el agua, se apoderan de los alimentos. Es cierto que hay historias que muchos explotan con aquellas familias humildes, muy pobres, cargadas de hijos al igual de injusticias. Qué han sido explotados y violados pero también en estas caravanas vienen rufianes, criminales, sujetos que huyen de sus países porque tiene órdenes de aprehensión.
Llegan a arrebatar, a asaltar bajo un gobierno que no cumple con los mínimos protocolos de seguridad y salud. Muchos forman bandas para asaltar casas habitación, para robar autos, para pintarrajear bardas con absurdos códigos con grafito. Y pretenden todos ganarse un asilo aquí o allá, donde sea porque el gobierno mexicano se alía con esos, los tiranos que con sus dictaduras hunden a sus naciones en la alevosía y en la esclavitud. Eso hay que decirlo y a eso no se llama soberanía es complicidad criminal. Y saberlo, decirlo y analizarlo no es traición a la patria. Los traidores son los corruptos, los vendepatrias, la escoria política que exprime a la nómina del pueblo.
Una nación es íntegra cuando no tolera a funcionarios que se heredan en nepotismo el poder, cuando no son perseguidos por enriquecimiento ilícito o son nombrados embajadores para gozar de la impunidad. Así que cuidado con los términos y expresiones porque para hablar de estos se necesita moral, honestidad, integridad y nacionalismo. Cuando entendamos todo esto, entonces si de frente y con gallardía podríamos hablarle a los extranjeros de nuestra soberanía, independencia y humanidad.