Como parte de la injerencia rusa en México, el gobierno de Estados Unidos ha identificado una estrategia que, “con el respaldo de Morena”, busca agitar el antiamericanismo, explotar el “resentimiento existencial” por la pérdida de medio territorio y crear la “percepción de amenaza” en una frontera rebasada por la violencia y la migración, con el propósito de ayudar a Trump, “nuestro socio”, a ganar las elecciones, revela un explosivo documento interno de la inteligencia rusa, recién desclasificado por el Departamento de Justicia. La inusual decisión de darlo a conocer busca alertar a la opinión pública y al gobierno mexicano contra los siniestros planes de Rusia de arrastrar a México hacia un conflicto espurio con Estados Unidos.
Escrito en ruso y traducido al inglés, el texto de seis páginas consultado por la autora dramatiza la guerra de 1848 con un mapa en el que California, Nevada, Utah, Arizona, parte de Colorado, Nuevo México, Oklahoma y Texas no pertenecen a Estados Unidos ni a México. En su lugar, son un “vidrio quebrado” imaginario entre ambos, con la consigna “México no perdona” en la línea divisoria. Si bien la anexión territorial sigue presente en el imaginario colectivo de algunos, es de locos suponer que llevará a otra guerra con Estados Unidos, que el escrito evoca con una pintura de la Batalla de Buena Vista en 1847, que México perdió.
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Con el respaldo de Morena y la participación del Partido Comunista de México y otros “grupos patriotas” que no identifica, el documento vislumbra un escenario en el que Rusia juega la carta “antiamericana recalcitrante” para generar “políticas rusófilas y prosoviéticas” que sean “asimiladas por la cultura mexicana”. Describe a Morena como un partido “similar al partido Rusia Unida” de Putin, aliado a los intereses del Kremlin, maleable y fácilmente manipulable que, aunque no ha adoptado aún de manera oficial la retórica antiyanqui, en sus filas, hay “tendencias antiamericanas, promotoras de la desdolarización y de una reorientación económica” alejada de Estados Unidos. La imagen de un hombre con una bandera con la leyenda “Morena, la esperanza de México” subraya la importancia que le atribuye.
La popularidad de lo que concibe como un movimiento para “recrear” el pasado, liderado por Morena, lo compara con el presunto movimiento de inicio de los 2000 en Rusia para rehacer a la Unión Soviética invadiendo países que, según Putin, fueron usurpados por la OTAN, igual que Estados Unidos “robó” a México la mitad de su territorio. “Es una falacia, no había ningún apetito para reconstruir la URSS”, me dijo Marc Marginedas, corresponsal en Moscú de El Periódico de Barcelona en esos años. “Los rusos no apoyan masivamente el retorno a la era soviética”.
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Desde el título, Un pase mexicano para el Candidato A —proyecto de participación proxi en la campaña de noviembre 2024— hasta la última frase —“Ha llegado la hora de enseñar a Estados Unidos que está bajo la amenaza de un país de 130 millones de habitantes que finalmente despierta” —el proyecto hace patente las intenciones de utilizar a México como herramienta para erosionar la credibilidad del sistema electoral estadounidense y ayudar a Trump a ganar los comicios.
“El candidato A (Trump), que estaba construyendo un muro fronterizo, que todos los días de su presidencia dijo que el problema migratorio viene del Sur y a quien debe pasarse el balón para cambiar la narrativa política, necesita urgentemente una confrontación exacerbada con México”. El éxito de la economía estadounidense, que favorece electoralmente al “candidato B” (demócrata), deja a Trump la opción de “crear la percepción de una amenaza” de violentos cárteles y hordas de migrantes indignados en la frontera.
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Elaborado por la Agencia de Diseño Social, parte del operativo mundial de desinformación y mentiras financiado por el Kremlin llamado Doppelgänger, el documento está integrado a un reporte de un agente del FBI que revela que la agencia tiene en su poder una lista de 2,800 influencers, entre periodistas, políticos, blogueros, empresarios, profesores, analistas y comediantes, reclutados por los rusos en 81 países que no nombra, pero, se infiere, México es uno. El mes pasado, la empresa y varios de sus ejecutivos rusos en territorio estadounidense fueron imputados y sancionados por los departamentos de Justicia y de Estado. Lo que aquí relato debe bastar para convencer a los miopes, escépticos o ignorantes de que la injerencia rusa en México no es invención de la CIA, ni producto de la “rusofobia” de un puñado de periodistas en ambos lados del Atlántico, sino una estrategia real y proactiva de gran calado en la que Morena, a sabiendas o no, es una herramienta formidablemente útil.
El documento de la inteligencia rusa y el informe completo del Departamento de Justicia se pueden consultar en la siguiente liga: justice.gov.