El triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2024 todavía tiene a incontables analistas, observadores y pundits rascándose la cabeza de qué es lo que llevó a los votantes a elegir a niveles casi de escándalo al expresidente.
Si bien en los próximos días, semanas… años seguiremos viendo sesudos análisis al respecto, por ahora quisiera referirme a una especie de alianza no oficial y quizá tampoco oficiosa, sino de facto y con extrañas e inquietantes coincidencias.
Se trata del voto que emitieron miembros de las llamadas élites de segmentos muy definidos en la demografía y sociedad estadounidense.
Por un lado, muchos consideran que la cultura y el tono político en Estados Unidos lo determinan los integrantes de un grupo (para el cual no hay membresías, sino comportamientos y pertenencias y afinidades ideológicas) conocido como WEIRD. El término lo acuñó el antropólogo y psicólogo Joseph Henrich y aquí significa “raro”. El mundo WEIRD es Western (occidental), Educated (educado), Industrialized (industrializado), Rich (rico) y Democratic (democrático).
Es natural pensar que este grupo, definido como progresista, votó y promovió el voto por la vicepresidenta Kamala Harris, y es probable que en su cosmovisión de un país próspero y demócrata, la actual administración de Joe Biden y su continuidad en la candidata que lo reemplazo era el mal menos grave para el país.
Sin embargo, y como en la física, a este movimiento de élite se le opone otro: las contraélites (counter-elites) que, de acuerdo con Michael Wilson, director de investigación de Capital Research Center, se trata de una capa de personas con recursos (blancos privilegiados), muy conservadores.
A este grupo pertenecen (de nuevo, sin membresías, ya que no es un club, sino una capa afín por definiciones, más que por manifiestos) muchos de los multimillonarios y neomillonarios de ámbitos como el de las inversiones y la tecnología, tanto de Silicon Valley como de Wall Street y otras regiones.
Dos personajes de este grupo son muy visibles y jugaron todas sus cartas por Trump: Elon Musk y Peter Thiel. En sus ámbitos (tecnología e inversiones, respectivamente) y con la influencia que pueden tener (tanto la persona más rica del mundo como uno de los inversionistas “rebeldes”), arrastraron a personajes de gran calibre.
Uno de ellos es paisano de Musk: David Sacks. Este empresario de origen sudafricano es parte de la llamada “Pay-Pal mafia”, o los fundadores de esta firma de tecnología de pagos en donde acompañó a Musk y luego se amplificaron a otros negocios. Sacks es de los primeros multimillonarios que pusieron su fortuna para promover campañas de políticos conservadores y de ultraderecha para formar un dique en contra de la ideología liberal.
¿Y LOS LATINOS?
En una especie de paradoja, el triunfo electoral de Donald Trump estuvo marcado por un fenómeno notable: la convergencia de intereses entre las counter-elites y un creciente segmento del electorado latino. Este giro político ha redefinido el panorama electoral estadounidense y plantea importantes preguntas sobre el futuro de la política en el país.
En este espacio ya hemos tocado el tema del ascenso de Trump entre los latinos, pero acá un resumen. El apoyo latino al republicano fue evidente, pues 45% de este grupo votó por él, contra 32% que lo hizo en la elección de 2020. De hecho, Trump arrasó en condados fronterizo, pues se llevó el triunfo en tres cuartas partes de ellos, algo inconcebible en el manual electoral de los demócratas que ahí tenían un granero de votos seguro. En general, Trump se llevó 55% de los votos de los hombres latinos.
Pero, en ¿qué coincidió el voto de los latinos y los miembros de las counter-elites? Aquí algunas consideraciones:
A lo macho:
El mensaje de Trump, caracterizado por su dureza y una imagen de “duro” se alineó con valores tradicionales y una percepción de liderazgo fuerte. Diversas voces de ambos grupos refieren que esto los llevó a votar por él.
Es la economía, tonto
Las counter-elites y muchos latinos comparten inquietudes sobre la economía y el empleo. La promesa de Trump de revitalizar la economía y proteger los empleos encontró eco en ambos grupos.
Desconfianza en el establishment
Tanto las counter-elites y muchos latinos han manifestado descontento con el grupo de poder político tradicional. Trump es visto como alguien de fuera, tipo Vicente Fox; es decir, un outsider que aprovecha la desconfianza en el aparato gubernamental de estos grupos.
Temas de la migra
En un giro inesperado, la retórica antiinmigrante de Trump no asustó a muchos latinos. Al contrario, creen que, como proponen los counter-elites, cerrar la puerta a la inmigración ilegal y deportar a los indocumentados les daría más oportunidades a quienes “ya están dentro”.
Valores tradicionales
Muchos latinos, especialmente los que llevan varias generaciones en Estados Unidos, se identificaron con los valores tradicionales promovidos por Trump, como la defensa de la familia tradicional y una visión conservadora sobre temas sociales. En general, esta postura se coincide con la de las counter-elites conservadoras.
Rechazo a las políticas percibidas como “socialistas”
Igual como hemos explorado en este espacio, para muchos latinos, especialmente aquellos que han experimentado gobiernos de izquierda en América Latina (cubanos, venezolanos, nicaragüenses, etc) Trump representa una opción que “defiende la libertad” y ofrece enfrentarse a “los socialistas” y “los comunistas”. Este discurso antisocialista fue compartido por las counter-elites conservadoras.
En resumen, al parecer los votantes latinos han dejado de considerar la política migratoria como un tema prioritario, enfocándose más en la economía y en soluciones del gobierno a su favor. Este cambio en las prioridades se alineó con el discurso de las counter-elites que enfatizaban estos temas.
Asimismo, las counter-elites jugaron un papel importante al reforzar y amplificar mensajes que resonaron con un segmento significativo de votantes latinos, contribuyendo al cambio de tendencia hacia Trump. Su influencia se manifestó principalmente a través de la promoción de un discurso anti-establishment, el énfasis en temas económicos y la defensa de valores conservadores que encontraron eco en la comunidad latina.