“Cada criatura, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios todavía no pierde la esperanza en los hombres”.
Rabindranath Tagore
Con el paso del tiempo hemos sido testigos de la forma en la que pareciera que el tiempo avanza con mucha más rapidez y es que algunos días se sienten menos largos y no logramos cubrir ni la mitad de los planes que teníamos, es así que de forma sorpresiva, al menos para un servidor, el 2024 pasó de forma veloz.
Esta es la mi última publicación del año y me invade un poco la nostalgia, pero como es costumbre haré un breve recuento de los acontecimientos que nos marcaron este 2024.
Es cierto que las situaciones económicas, políticas, sociales, culturales y religiosas se han vuelto más complejas, sobre todo por el entorno internacional, pero también es indiscutible que las acciones de bondad, solidaridad y comprensión cada vez tienen una influencia mucho más poderosa en la humanidad.
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Este año, lamentablemente, continuamos sin aprender de algunos errores y la tan anhelada paz vuelve a escaparse de nuestras manos, los frentes abiertos entre Rusia y Ucrania, así como en Medio Oriente, por el conflicto de Israel con las organizaciones terroristas de Hamás y Hezbolá nos hacen replantearnos ¿qué es lo que hemos pasado por alto?, ¿por qué a pesar de la brevedad de la vida continuamos inmersos en guerras que sólo acaban con nuestra armonía?
Políticamente los giros han sido significativos, nuestro país por primera vez cuenta con una mujer como Presidenta, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, lo cual es sumamente significativo ya que implica una nueva visión y un derrocamiento de los paradigmas. El regreso de Donald Trump a la presidencia será todo un reto que enfrentar, ya que sus constantes declaraciones sobre la imposición de aranceles y la posible intervención en nuestro país para combatir al crimen organizado y los cárteles de las drogas se pueden convertir en puntos de inflexión que nos lleven a tensar (aún más) la relación.
Con respecto al cambio climático, este año al igual que anteriores y tristemente como futuros, los desastres naturales marcaron a millones de familias, el 1 de enero de este 2024 sorprendió a todos con un terremoto en Japón donde se contabilizaron más de 200 víctimas mortales y 100 personas desaparecidas; por otro lado en Dubai lluvias intempestivas que no se habían presentado así en 75 años causando inundaciones; sin embargo, es probable que uno de los eventos que recordaremos durante décadas sean las inundaciones en España provocadas por la DANA siglas que hacen referencia a la “Depresión Aislada en Niveles Altos”, y que provocó la muerte de 222 personas y ocasionó pérdidas materiales multimillonarias en propiedades privadas e infraestructura y servicios públicos.
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Es casi inevitable que al finalizar el año hagamos un recuento de las experiencias, innegablemente la nostalgia se hace presente con mucha más fuerza e incluso en ocasiones al recordar algunas situaciones prometemos firmemente mejorar actitudes o decisiones, sin embargo, la vida es mucho más compleja y con frecuencia va más allá de los juramentos realizados y los olvidados: se trata de que debemos amar profundamente.
Es necesario que nos replanteemos la manera en la que vemos la vida, que observemos nuestra realidad con autenticidad y sin enfrascarnos en prejuicios, pero sobre todo que desde el ámbito personal actuemos con mucho más amor al prójimo, convencidos de que si no levantamos la voz ante aquello que no consideramos justo, de alguna manera también somos parte de la injusticia.
Aunque los cambios pudieran ser considerados abruptos son necesarios ante una sociedad que requiere transformaciones radicales, es así que, ante la imperiosa necesidad de esperanza, nos es casi imposible no tener fe en el siguiente año; hoy quizá más que nunca es ineludible ver el futuro como una oportunidad imperdible, y como una posibilidad de cambiar aquello que hemos hecho mal.
Muchas gracias, querido lector, por dedicarle un poco de tu tiempo a mis comentarios.
¡Nos vemos en 2025! ¡Buen y bendecido inicio de año!
