Como perros y gatos

16 de Diciembre de 2024

Raymundo Riva Palacio
Raymundo Riva Palacio

Como perros y gatos

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1er. TIEMPO: Se fue el rey; que empiece la pelea. Ido formalmente Andrés Manuel López Obrador de la Presidencia, dos de las personas que estuvieron cerca de él desde sus tiempos de presidente del PRI en Tabasco en los 80’s, están enfrascados en un pleito al que la normalización de la narcopolítica en México ha ayudado a que no crezca. Pero las acusaciones que ha lanzado el gobernador Javier May al coordinador de Morena en el Senado, Adán Augusto López, no son menores. May ha dicho que los gobiernos que lo precedieron tienen que explicar si realizaron algún pacto con criminales, por haber permitido que llegara a la Secretaría de Seguridad Pública estatal Hernán Bermúdez Requena, que renunció al cargo en enero pasado, pero que revivió el gobernador como un pretexto para atacar a su predecesor, Adán Augusto, quien fue el que lo contrató, y a su interino, Carlos Merino. Las acusaciones contra Bermúdez Requena lo muestran como líder del grupo criminal llamado La Barredora, que es un brazo operativo del Cártel Jalisco Nueva Generación. El Ejército lo tenía investigado desde 2019, cuando en los informes de los Guacamaya Leaks lo relacionaron con líder criminales locales y de cobrar cientos de miles de pesos por liberar a miembros del cártel. Bermúdez Requena renunció al cargo 10 meses antes de que asumiera la gubernatura May, tras una ola de violencia en Tabasco, con balaceras, asaltos, bloqueos y vehículos incendiados, que hizo insostenible su posición. López Obrador salió en rescate de Adán Augusto, para blindarlo por la relación directa y protectora que había tenido con Bermúdez Requena, y afirmó que eran un hombre honesto, a quien conocía bien. Fue un típico López Obrador, defendiendo lo indefendible, por pensar bien de él, e inyectando oxígeno que se agotó en menos de un año. May le pasó una vieja factura a Adán Augusto, una vez que el desvanecimiento de López Obrador de la vida pública -aunque en privado sigue mandando en los sectores estratégicos de apoyo al régimen, como en el Senado-, le abrió espacio para dirimir los viejos agravios del grupo político al que pertenece May, por el atropello y maltrato de la banda de Adán Augusto, cuando se encumbraron en el poder. López Obrador había tratado de mantener el equilibrio entre ese grupo que tanto lo apoyó cuando no era nadie, y evitar que los enfrentamientos no tuvieran punto de retorno. May cerró la puerta, sin reparar que golpeando a Adán Augusto de esa manera, prácticamente incriminándolo de estar vinculado a los cárteles de la droga, también le coloca la mancha a López Obrador, que en estos tiempos es lo menos que quisiera tener.

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2º TIEMPO: Con todo respeto amigo expresidente. Casi un mes tuvo que pasar desde la primera denuncia pública directa del gobernador Javier May contra el exsecretario de Seguridad Pública estatal Hernán Bermúdez Requena, para que la presidenta Claudia Sheinbaum brincara. En la mañanera del miércoles le hicieron una de esas preguntas encargadas para pedirle su opinión sobre lo que había dicho el gobernador de posibles pactos de anteriores gobiernos estatales con el crimen organizado. May nunca identificó que se refería a las administraciones del senador Adán Augusto López, o la de su interino, Carlos Merino, pero Sheinbaum ya no dejó nada a la imaginación, y aseguró que no tenía información que el coordinador de la bancada de Morena, hubiera hecho un acuerdo con criminales cuando fue gobernador, “ni lo creo tampoco”. A saber si ella cometió una indiscreción o un error al llamar por nombre a quien May no había señalado directamente, pero el resultado es que ya colocó el nombre de Adán Augusto, quien le ha hecho la vida imposible desde el Senado sin querer colaborar con la presidenta, en el imaginario de la narcopolítica. Fue un dardo contra él. Hay varias carpetas de investigación que se abrieron contra Bermúdez Requena, donde el senador aparecerá indiciado -que no es lo mismo que imputado-, y eventualmente podría incluso ser llamado a declarar. Sus dolores de cabeza por la narcopolítica que hoy se ve proliferó durante su gubernatura, no bajarán. May debe estar satisfecho de haber logrado el primer impacto en la presidenta. Su gran amigo, Octavio Romero Oropeza, quien era el jefe del grupo al que pertenecía, también. Romero Oropeza es el director del Infonavit, una imposición de López Obrador a Sheinbaum, que pudo no haberle gustado -porque ella ya tenía candidato-, pero en el esquema de un gobierno partido y un expresidente que desde su rancho ordena a sus caballos de Troya en la Ciudad de México, como Adán Augusto, qué hacer, probablemente soportar al exdirector de Pemex sea menos costoso para ella que debilitar al senador. Romero Oropeza, May y Alberto Pérez Mendoza, que murió por un derrame cerebral en 2013, eran la parte religiosa, rural y política de su grupo, con el cual se identificaba más que con la banda a la que pertenecía Adán Augusto, urbano, educado en universidades extranjeras y adinerado, con el cual López Obrador tenía enorme agradecimiento -vivió, comió, fue vestido y mantenido por la familia del senador antes de entrar a la política-, pero no la confianza de la complicidad, como Romero Oropeza, que no solo ha cargado con May todos estos años, sino también con los tres primeros hijos del expresidente, de quienes fue por décadas, quien les administró el dinero, les pagó las escuelas, la ropa, el entretenimiento, los viajes y lo que quisieran, para que le permitieran a su padre el tiempo que necesitaba para hacer política.

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3er. TIEMPO: La red política y de dinero. Más importante que Adán Augusto López en la historia partida del grupo tabasqueño de Andrés Manuel López Obrador, es su hermana, Silvia, que comenzó a trabajar con el expresidente antes que lo hiciera su hermano, como tesorera del PRD en Tabasco a mediados de los 90, cuando ya todos se habían mudado del PRI. Solo una persona que se convirtió en figura importante de ese grupo era priista, Humberto Mayans Canabal, con quien terminó casándose Silvia. Cuando López Obrador llegó a la Ciudad de México para dirigir nacionalmente al partido y comenzar su campaña para la jefatura de Gobierno capitalina, le ofreció a Silva una candidatura a una diputación federal, pero por razones personales la rechazó. López Obrador quería empezar a pagar a la familia López lo que habían hecho por él años antes, y ese ofrecimiento se lo repitió a la hermana de Adán Augusto y Silvia, Rosalinda, que de esa forma arrancó su carrera política. Rosalina llegó al Senado y en el gobierno obradorista fue nombrada administradora general del SAT, el último cargo al que accedió pues tres días después de haber sido electa por un segundo periodo en el Senado, murió por una larga enfermedad. Rosalinda dejó viudo a Rutilio Escandón, el exgobernador de Chiapas que formaba parte desde años antes del Grupo Tabasco, el otro brazo local de López Obrador, que encabezaba el político más hábil de todos ellos, Mayans Canabal. Por la cercanía familiar con López Obrador, Adán Augusto llegó a pensar que cuando le autorizó entrar en la competencia por la candidatura presidencial, él sería el elegido. Aquello fue un teatro, porque la decisión estaba decidida por Claudia Sheinbaum muchos meses antes de realizarse la farsa. A regañadientes Adán Augusto aceptó la humillación, pero pensó que podría convertirla en oportunidad. Fue una ilusión. López Obrador le cerró el camino para colocar a su gobernador en Tabasco, que el expresidente se la dio a Javier May, su acérrimo enemigo. Entonces quiso colocar al sucesor de su cuñado en Chiapas, pero una vez más, López Obrador se la dio a Eduardo Ramírez, enemistado con el gobernador que recién se fue. Los astros que parecían haberse alineado con Adán Augusto, se desordenaron en el último año y medio. Sigue siendo peón de López Obrador, por supuesto, y acata sus instrucciones, pero se niega a tener una relación fructífera con Sheinbaum, que no ha podido hacer nada para que trabaje coordinadamente con ella. La presidenta decía a los suyos que esperaría que la prepotencia de Adán Augusto lo fuera desgastando con los propios senadores. Lo que no se imaginó, quizás, es que esta pelea entre gatos y perros se acelerara con las acusaciones de May.

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