Tras dos meses de bullying económico internacional, la única oposición arancelaria que encontró en su camino el presidente estadounidense Donald Trump, ha sido China, donde la conversación internacional encontró el mejor símbolo de la guerra comercial en el mundo del lujo y de la moda.
Después de las declaraciones del vicepresidente de los Estados Unidos, JD Vance, de acuerdo a lo reportado por el medio noticioso Yahoo News, donde dijo que “Creo que es útil para todos nosotros dar un paso atrás y preguntarnos, preguntarnos a nosotros mismos, ¿qué es la economía globalista que han conseguido los Estados Unidos de América? Y la respuesta es fundamentalmente que se basa en dos principios: contraer una enorme deuda para comprar cosas que otros países fabrican para nosotros y, para que quede un poco más claro, pedimos dinero prestado a los campesinos chinos para comprar las cosas que esos campesinos chinos fabrican”, declaración que tuvo como respuesta una supuesta creación orgánica de contenidos de productores chinos que trabajan para marcas de lujo internacional, principalmente de Estados Unidos y Europa; señalando con énfasis lo que “estos campesinos” pueden hacer.
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Con esta respuesta, se logró posicionar en el mundo de la moda un encuadre claro como referencia para impulsar la conversación, China logró generar un campo de batalla comunicacional haciendo resaltar su principal ventaja: la capacidad de producción. Pues si bien Estados Unidos basa todo su poderío en su fuerza militar, China reclama su sitio como potencia mundial desde su capacidad de manufactura, ya que de acuerdo con el Centre for Economic Policy Research en su artículo de enero de 2024 titulado “China is the world’s sole manufacturing superpower: A line sketch of the rise” resalta que mientras Estados Unidos es el “único superpoder militar”; mientras que China lo es en cuanto a manufactura, resaltando que el primero gasta más en su ejército que los siguientes 10 países combinados; en cambio la capacidad de producción de China excede la de los siguientes 9 países manufactureros combinados.
Sobre esa misma línea, hablando siempre desde el marco de la manufactura, Tik Tok empezó a inundarse de contenido relacionado con los productos de lujo que se hacen en China tales como Hermès, Prada, o Louis Vuitton y que según estos creadores de contenido productos tales como las bolsas Birkin de Hermès pueden llegar a costar hasta 40,000 dólares, teniendo un costo de producción aproximado de 1,200 dólares; donde los productores visibilizaron la cadena de producción real haciendo énfasis en tratar de desmitificar la idea de falta de calidad en la producción China, poniendo en tela de juicio los altos costos que las marcas internacionales dan a los consumidores, dando a conocer el precio real de fabricación de las cosas invitando al mundo a través de redes sociales a comprar directamente con los productores mundiales que se encuentran en China.
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Toda esta conversación ha logrado generar un marco de percepción de una China grande contra un Estados Unidos pequeño en materia comercial, lo cual ayuda a crecer en el imaginario colectivo la idea de que tal vez Estados Unidos no vuelva a ser “great again”. ¿Quién aguantará más en esta guerra arancelaria? ¿Se mantendrá el status quo, o China ganará terreno en la porción que le toca como potencia internacional? ¿Otras naciones verán en el ejemplo chino una manera para contrarrestar los arrebatos estadounidenses? ¿Existe otro país con la capacidad de entablar una batalla comercial, o de cualquier otro tipo, en igualdad de condiciones con Estados Unidos? Al tiempo lo sabremos.