Por lo visto y escuchado durante la toma de posesión de Claudia Sheinbaum Pardo como presidenta de la república esta semana, así como lo que ella ha referido durante la campaña y desde antes, los migrantes mexicanos en Estados Unidos seguirán siendo vistos como héroes por las multimillonarias cantidades de dinero que envían al país.
En su discurso, Sheinbaum Pardo agradeció a esos “héroes y heroínas que viven en Estados Unidos y que con amor a su familia y a la patria envían su apoyo todos los meses”.
Como lo hizo su predecesor y mentor Andrés Manuel López Obrador todo el sexenio pasado, la flamante presidenta considera que las remesas que los paisanos envían son un logro del gobierno y no un sacrificio que hacen millones de personas que han partido sus familias ante la falta de oportunidades en México, aunque en el gobierno digan que también es “por amor” al país.
Independientemente de las cifras de personas que han tenido que emigrar en los últimos años, lo cierto es que entre 2017 y 2022, un lustro que abarca buena parte de la administración AMLO, las remesas de Estados Unidos a México tuvieron crecimientos a dos dígitos, de acuerdo con proyecciones de un reporte de The Inter-American Dialogue, un think-tank basado en Washington.
Fue durante la pandemia –cuando el gobierno mexicano regateó, limitó y condicionó apoyos a empresas locales–, que las remesas tuvieron su más alto crecimiento, a tal nivel, dice The Dialogue, que casi se duplicaron en 2020-2022. De hecho, en 2022 los envíos alcanzaron el volumen más alto en 20 años, con 59 mil millones de dólares. Si bien The Dialogue dice que para 2023, el monto llegó a 63 mil dólares el Banco Mundial refiere más de 66 mil millones de dólares. De cualquier manera, esto representó un crecimiento de 8% contra el año previo y, aunque se pronostica una desaceleración en el ritmo de envíos, las remesas superarían los 65 mil millones de dólares.
DINEROS DE FUERA EN MÉXICO Y LA INDIA. Con esa cifra, México figura en segundo lugar de captación de divisas vía remesas, sólo detrás de la India, que en 2023 recibió casi 120 mil millones de dólares.
Ahora bien, la manera en que tanto el gobierno de la 4T en México como el de Narendra Modi difieren, es en cómo consideran a los migrantes que los envían.
Mientras en México se mira a los migrantes como salvadores del país por contribuir con sus envíos a las arcas y a las cuentas nacionales, sobre todo por empujar el consumo, en India se ve a los millones de indios en todo el mundo como una enorme red de embajadores.
En este sentido, mientras la inmensa mayoría de los migrantes mexicanos en Estados Unidos han tenido que quemar las naves y buscar una vida mejor allende el Río Bravo, en India muchos son profesionistas, y su distribución en veintenas de países la empuja el gobierno de Modi mediante méritos como el talento y la preparación.
A pesar de que India recibe el doble de remesas que México, Mori y su gobierno –que lidera en popularidad como líder global, sobre AMLO–, no utilizan a los migrantes en el discurso populista como “salvadores en la patria”.
Quizá eso se deba a que a diferencia de México, los migrantes indios se distribuyen por muchos países, desde Reino Unido a los Emiratos Árabes, pasando por Estados Unidos, Canadá y decenas de países en Asia.
Para México, en cambio, los migrantes apuntan en abrumadora mayoría a Estados Unidos, y a esa masa de millones de personas dirige la 4T, ya sea con AMLO o ahora con Sheinbaum Pardo, sus mensajes de “héroes y heroínas”.
Es decir, los migrantes son vistos como parte del granero de votos e influencia en sus comunidades de origen por parte de las recientes administraciones.
Es un esfuerzo que, políticamente, ha valido la pena. Simplemente en la elección de este año, la candidata de Morena superó en el voto del exterior a su rival, Xóchitl Gálvez.